Lolamaar

viernes, mayo 12, 2006

 

Escenas literarias

Me encuentro con el chico al que veo cada tanto en lugares varios y esta vez, en lugar de mirarnos y a lo sumo decir "hola", alguien nos presenta, y con la presentación, el silencio definitivo. Soy de el interpretador y con algunos eso no funciona. Una lástima, pienso, pero no vuelvo a mi casa, en parte porque si decidiera volver tendría que tomar el mismo colectivo que él (sé que vivo a la vuelta de su casa) y porque la cena promete ser pintoresca.
Desde la punta de la mesa me pierdo lo más importante de las conversaciones. Apenas cruzo palabras con el hijo del escritor y con el escritor, que no tarda demasiado en hablar de mis tetas y decir que las prefiere así, chiquitas y nunca pero nunca siliconadas. Incluso saca un libro de su maletín, reciente reedición europea de un relato muy conocido, y me lo dedica a mí ("la Marina -de guerra-...") y a las chiquitas que me acompañan ("...y sus tetitas punk."). Curiosidad que dormirá en la biblioteca y, juro, no en mi cama.
El escritor pregunta por una amiga mía y lamenta su -eterna- ausencia. Me regala un saquito de té verde después de que yo rechazara ir a tomarlo a su casa o invitarlo a la mía, pagamos y nos vamos.
En palermo viejo, en Santa Rosa y Borges, hay un santuario de la difunta correa. Un académico dice que es la madre de Facundo. Otro repara en la distancia que hay entre La Rioja y San Juan y con poco rigor, de todos modos se decide que la difunta bien podría ser una mujer importante en la tradición de la Literatura Argentina.
En palermo viejo, en Santa Rosa y Borges, hay un santuario de la difunta correa. Y mientras los literatos filosofan sobre el linaje y lo nacional, la virgen duerme ahogada en el pis de los perros cool.

Comments:
Qué lindo texto. Tu blog está lleno de textos fantásticos.
Vos me dejaste el otro día una consulta sobre P. en mi blog, y no me parece mal responderla acá: es como si en una reunión con mucha gente nos alejáramos para hablar en un rincón.
Estas cosas siempre son complejas, y a veces uno tiene la desgracia de enamorarse de gente racional, práctica, que tiene claro a dónde va a llegar en su carrera. Para esa gente el amor es anecdótico al lado de lo realmente importante: los posgrados, el éxito, la ubicación en los rankings de la profesión. A veces envidio a esa gente, y a veces le tengo un poco de miedo. Sé que lo entendés.
 
que tipo pelotudo el escritor, che (no?). Besos
 
Lola,

Te faltó el "What?" después de alguna de los "piropos" del escritor. ¿O eran demasiado esperables como para que suscitaran un "What?"?
 
me ncantò la imagen remate
 
Yo soy chosna de Facundo, si, el que se hizo grande por Sarmiento!
 
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