Un amigo escribe en un mail a varios amigos: "Gente no sé qué pasa pero recien estamos a martes y ya pasó de todo, así no llegamos vivos al fin de semana."
Buena síntesis. Pareja de amigos que se separa. Pelea con amiga y reconciliación. Desencuentros. Cierres que espero por fin se logren. Encuentros nuevos. El domingo próximo encuentro de lecturas, y organización. Organización también del encuentro de Estudiantes de Letras, y a tres semanas, imprevistos, inconvenientes y cansancios.
Supongo que fin de año es así: los martes parece que no llegamos vivos al fin de semana.
Por mi lado, a los tumbos y como pude, terminé una de las consignas del parcial domiciliario. Escribir sobre Borges parecía misión imposible. Pero ahí están, casi cuatro paginitas escritas a pura adrenalina y entusiasmo ante cosas que nunca pensé que podía encontrar. Nunca escribo crítica, sólo cuando están ahí las presiones de los tiempos urgidos del parcial domiciliario o la monografía para fin de cuatrimestre. Cuando lo hago me encanta. Cuando no lo hago creo que eso no es para mí. ¿Desvalorización?
Hoy a la tarde intenté recordar buenas sensaciones y momentos que quedaron atrás. Ataque de angustia: no lo logré. No recuerdo cómo era. Pasarla bien ahí. Los últimos meses se comieron, al menos por ahora, esa posibilidad. Como si todo hubiera empezado una noche de junio, o algo así, cuando en Hermann escuché un "creo que no te amo más". Piezas de dominó que caen una tras otra y tratar de cubrir con sonrisas algo irremontable. Algún destello después, es cierto, pero si en algún momento fui yo la que dejó de amar, cómo no entendí antes, por mi propia experiencia, que un desamor no se recupera. Pero no. Orgullo herido como nunca y por primera vez. Intentos remotos de ser "querible" y frustraciones infinitas. Ahora un repaso como intento de aprendizaje. Pero ¿se aprende algo?
Entre el escepticismo y la decepción,
saludos a todos,
LM
...viene a mojarse los pies a la luna...