Ayer, despedida de soltera. Cuando tenía doce, algunos bar y bat mitzva de los amigos del club, a los quince las fiestas de quince, a los dieciocho el viaje Tapuz. Ahora empiezan los casamientos y todo lo de alrededor que incluye, como ayer, despedidas de soltera.
Yo no tuve bat mitzva. De la fiesta de quince, en casa, mejor no recordar nada. No fui al viaje Tapuz y no creo que tenga ni despedida de soltera ni fiesta de casamiento. No digo que no haya tenido doce, ni quince, que no haya viajado, y tampoco creo (por ahora me parece posible) que no me case algún día (aunque casarse, lo que se dice casarse...). Lo que pasa es que mi familia es rara. Me parece que tiene que ver con eso. No hay dinero invertido en fiestas, no hay tampoco (podría haber más) demasiado espíritu fiestero, y hay cierta cosa de llevar la contra a eso que "hace todo el mundo". Esa diferencia siempre me hizo sufrir un poco (yo también deseé ese tipo de fiestas) aunque después terminaba por cerrarme el modelo que me inculcaron.
Por suerte, para mi sociabilidad general, logré mejor relación que la que tiene mi familia con esas cosas que hace "todo el mundo".
Creo que con los años, a mi madre le hubiera gustado organizar un casamiento, pero fue tan buena educadora con sus hijos que ninguno se casó y a los que estuvieron o están hace años en pareja, nunca se les ocurrió pasar por registro civil, ceremonia religiosa (de cualquier tipo) y menos que menos por una fiesta de celebración. Para los que quisieron (¿mi hermana quizá?) la historia se les presentó tan compleja que no pudieron pasar por esa instancia.
La despedida estuvo buena. Salió bien porque mi amiga estaba muy predispuesta. La verdad es que a mí un evento de quince mujeres a las que casi no conozco, mucho no me tentaba. Hubo poco alcohol, como suponía, pero igual nos divertimos. Lo mejor fue verla en Canning y Corrientes, con muy poca ropa, limpiando vidrios de autos y colectivos. Creo que si alguien me lo contara diría que no tiene mucho sentido. Quizá no lo tenga. Pero me divertí. Ella, la verdad, estaba tan contenta, que no había en su cuerpo ningún rasgo de sumisión sino todo disfrute. ¿Será que el que se casa está más allá de todo? ¿Si te casás es porque estás tan jugada que podés llegar a hacer cualquier cosa? No sé. Estoy lejos de eso, y el casamiento (ya conté los antecedentes) no me significa gran cosa.
Quizá algún día sí tenga mi fiesta de casamiento y algún amigo o amiga venga con esto impreso a decirme: mirá lo que escribías a los veintitrés. La verdad, no creo, pero por suerte del futuro no sé nada.
...viene a mojarse los pies a la luna...