Lolamaar

miércoles, octubre 11, 2006

 
Llego corriendo a terapia porque justo cuando estoy por irme de la casa de mi hermana, mi sobrina, lista para dormir, tose y vomita toda la leche que había tomado un rato antes. Tremendo vómito que me voy a poner a limpiar si mi hermana me dejara, pero ella dice no no, es mi hija, y yo digo, sí, claro, es mi sobrina, entonces me acerco con un trapo y oh my god, el olor del vómito de mi sobrina, y mi hermana la consuela, no me deja limpiar, lo va a limpiar ella, pienso en la maternidad, las delicias de la maternidad, y cómo no voy a limpiar el vómito de mi sobrina, no pasa nada, pero no, no me deja, entonces agarro a Clara, que ya está de mejor humor, mira su vómito y habla de la lechita, quiere limpiar, vamos a tomar agua y cuando volvemos se resbala, se vuelve a caer al piso lo que ya había de vómito en la palangana y ella de cola arriba de todo el líquido, ¿nos reímos o lloramos? las tres nos reímos, oh my god, qué complicado, qué lindo, qué bueno ser la tía, y las adoro pero ya me voy, yo y mis veinticuatro y a ser madre dentro de mucho tiempo.
Corregir el cuento es tedioso como pocas cosas. Los amigos hacen comentarios positivos y aportes minuciosos. Coincido, agradezco, corrijo. Todo parece quedar como antes pero hago muchísimas correcciones, ínfimas. Quiero entregarlo y pasar a otro texto. ¿Cómo vuelvo a escribir otra cosa si mientras empiece a escribir ya voy a saber que va a quedar poco de esas primeras palabras dispuestas como las dispuse? Me agota pensar esto pero es inevitable. Por eso me concentro en la historia. En mi mecánica tener una historia siempre es lo mejor, el lugar seguro, los límites de la cancha donde puedo después hacer todos los juegos y probar distintas estrategias.
Además, la miniserie. Y la revista. Y el 19 y 20. Y el trabajo, lo que hago y lo que no. No puedo relajarme en la clase de yoga porque al momento de abandonarme en el piso a la música y a mi respiración, me acuerdo de todos los llamados que debo hacer hoy y hago la lista en mi memoria para escribirla en un papel cuando llego a casa, y cuando llego, ayer a la noche, muerta de hambre, lo primero que hago, después de escribir la listita de llamados pendientes, es levantar los mensajes del contestador para escuchar la voz que provoca mi sonrisa, después agarro la ropa para ponerla a lavar, voy al baño, hago pis, respondo el llamado, y recién entonces, mientras pongo algo al horno, empiezo a limpiar la casa. Toda la cocina, el baño, el living. Lavar todo, trapo al piso, música fuerte y ventana abierta, lo del horno se cocina pero antes de comer cuelgo la ropa en el ténder. Ahora sí, a comer, son las doce y media y en un rato me duermo, en un ratito un par de horas, sueño ligero, me despierto acelerada y no me doy cuenta, pero ya estoy acá, otra vez, en la oficina. Corrijo el cuento, trabajo, chateo y creo que lo mejor sería parar.

Comments:
Y luego digo que yo estoy stressado.
¡Alegría!
 
Una vez me vomité un pie, pero ya estaba grande para que me lo limpie mi tía
 
Siendo mamá me di cuenta de eso que dicen las madres: de mi hija nada me da asco. Pero limpiar el vómito de otro... gracias por ofrecerte, ya lo tendrás que hacer con los tuyos!
El cuento está muy bueno!!! No puedo opinar minuciosamente. Más me importa estimular. ¡Está muy Bueno!
 
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