Lolamaar

martes, septiembre 05, 2006

 
Merienda con S. para inaugurar el depto nuevo de su chica que también es un poco de él. Llegamos tarde los dos y nos ponemos al día pese al poco tiempo. Casi siempre pasa lo mismo: yo sólo quiero hablar de dispersiones amorosas y él tiene una bolsa llena de libros que primero me comenta con una precisión que me da envidia y que después vuelve a guardar para dármelos a mí. Bibliografía obligatoria para el artículo que tengo que escribir de acá a octubre. No sé qué haría sin mi amigo académico que tan bien sabe guiarme por el mundo de quienes escriben sobre lo que leen, a veces bien, y mucho más divertido cuando se atreven a las barbaridades. Nos reímos. Llevo no uno sino dos paquetes de capullitos de maíz y me como yo sola un paquete y medio (no porque no convide sino porque a él no le gustan y se come, solo, un paquete entero de alfajores Jorgito). Las adicciones son así. Podría comerme la mitad que queda, pero lo dejamos porque un gesto femenimo es siempre dejar un poquito, al menos un poquito, a salvo del atracón.
Subte al centro para ir al Premier a ver Trelew con las chicas. En la estación, compro el último número de la revista Barcelona y me río sola, a carcajadas, primero en el andén y después en el vagón. No me puedo contener. Después de unos minutos ya no me da vergüenza. El titular, enorme, en la portada, habla del aborto a las mogólicas. Me divierte mirar a algunos de los que me miran.
En el cine, me espera C., hace frío, tenemos que esperar a M.
C. lee la Barcelona en la calle mientras yo entro a Losada y continúo con el atracón, ahora de libros. No iba a gastar demasiado. Ya voy tres pesos en la revista, ahora otros tres en un libro de Ferreyra que no tengo, y que no puedo no comprar. Podría también comprar ése de Trotsky sobre Marxismo, de Alianza, a seis pesos. Pienso que los libros baratos son mucho más peligrosos que los caros. ¿Cómo hago para no comprarlos? La semana pasada, en uno de los días de encierro, salí a hacer la compra del día, y en la compra del día incluí dos libros de la librería de viejo que tampoco podía no comprar. El dinero no es nada en comparación a todo lo que puedo incorporar a la biblioteca. Hay algo de fetichismo, pero me parece bien. Igual, el de Trotsky no lo compré.
Dejar algo pendiente es la excusa para volver.
Al cine con amigas. Comentarios con una y pañuelitos para la otra. Los buenos relatos sobre los ´70, o los mismos ´70, nos dejan con la sensación de que somos un desastre. Hablamos de los tiempos, la diferencia de generación, la atrocidad del menemismo. Esas cosas que sabemos todos. Los padres militantes. Mis padres que no fueron militantes. Esa cosa de no creer. Gente de nuestra edad, o incluso más joven, armando -armada- una revolución y nosotros ahora qué. Sí, esas cosas que sabemos todos pero que la película nos deja primero sin hablar para después hablarlo todo.
Entre la conversación y los silencios vamos reencontrándonos con nuestra vida y nuestros temas. Llegar a casa y leer hasta tarde, preparar hoy los abstracts para un congreso, volver a sentir que puedo producir algo.
Igual, la pregunta es, cómo hacer para tocar la Historia.
* * *
actualización:
A raíz de este post tengo una calurosa discusión con Ch. por msn. Estar o no de acuerdo con la mitificación de los ´70. Tema que da para largo. Recuerdo, por otro lado, aquella otra voz, la que decía que si se dedicaba a escribir sobre los militantes lo haría, siempre, en forma heroica. En esa conversación, que surgió después de una conferencia, recordé que el primer cuento que escribí "en serio" (y no por eso menos malo: era malísimo), en 1994, fue sobre una chica que durante la tortura cantaba los datos de su novio y otros compañeros. Ni mejor ni peor. En ese entonces, después de haber leído el Nunca Más, no existió para mí la posibilidad de narrar eso sólo con heroismo. Ese relato ahora queda en una anécdota simpática. Pero no deja de ser un relato escrito en los ´90 por alguien que comenzaba a ser adolescente a mediados de esa década. Ni mejor ni peor. Ni héroes ni antihéroes. Sino la fascinación por pensar los tiempos, las juventudes, los procesos que componen nuestra identidad. Están los que se fueron, los que mandaron al muere a un montón de pendejos desde afuera, los que no sólo no murieron sino que hoy están salvaguardados por cuentas bancarias que desde hace años no dejan de engordar en forma sospechosa. Es imposible, para mí, no mirar los ´70 desde un lugar que ya no cree en los cuentos color de rosa ni en el rojo más puro de la revolución. Pero lo que intentaba decir, lo que nos pasó ayer a las tres, cuando salimos del cine, de ver Trelew, es que nos dejó mudas la película como espejo y diferencia de lo que somos hoy. No creo que se militara por moda. Supongo que había de todo. También, si hablamos de modas, creo que hay modas mejores que otras. No todo pasado fue mejor. Y ni siquiera estoy convencida de que aquel pasado fuera mejor. No es una mirada nostálgica de aquellos años que no conocí sino una mirada que en muchos momentos no encuentra reflejo sobre los tiempos de hoy. Miro con asombro a aquellos que en algún momento pudieron (incluso si cedo a aquello que no creo "que fue por moda") creer en algo y vivir por aquello en que creían. Morir, incluso. No sé si por eso son héroes. No creo que importe. Sólo que a veces se pone difícil tener energía para hacer un montón de cosas, amar hacerlas incluso creyendo que no sirven para nada, que no vienen por un cambio ni por nada más que mi propio placer y el de mis amigos. Entonces pienso, y me pregunto, cómo se hace para tocar la Historia y cuál es la Historia que hoy se puede tocar.

Comments:
Hay un libro que te voy a prestar, Los herederos de Alfonsín (dónde lo tengo?) que muestra otra parte de esa generación que soñaba cambiar el mundo. Con otras formas pero con las mismas ganas. Y terminaron igual de frustrados que los otros, pero quién les quita lo bailado. Cada vez que releo el libro tengo una suerte de envidia porque mi generación ya estuvo vacía de esa lucha, pero la ausencia se nos hacía más evidente. "Cómo cambiar el mundo" sigue habitando en mis pensamientos.
 
Donde queda la librería del viejo?.
 
Publicar un comentario



<< Home

Archives

...viene a mojarse los pies a la luna...

agosto 2005   septiembre 2005   octubre 2005   noviembre 2005   diciembre 2005   enero 2006   febrero 2006   marzo 2006   abril 2006   mayo 2006   junio 2006   julio 2006   agosto 2006   septiembre 2006   octubre 2006   noviembre 2006   diciembre 2006  

Podés escribir a lolamaar@yahoo.com.ar

This page is powered by Blogger. Isn't yours?