Me acuesto en la cama de una plaza bajo la ventana en la habitación de los libros. Me tapo y estornudo: entra frío por la ventana mal cerrada. Leo poesía y me empapo. Tres poéticas distintas. La chica sex & the city en Nueva York, pequeño libro azul que ya recontra conozco; la tensión y densidad en el libro no tan pequeño y blanco, con un gallo en la portada, me angustia esa voz del silencio y lo comunicable en otra lengua sin palabras; y la chica que fue madre hace poco y toma café en otra editorial, ése lo paso rápido: lo leí hace poco.
Levanto la vista y pienso en mi placard algún día cuando guarde un vestido de novia.
No me da vergüenza.
Va a estar enfundado en naylon, con las manchas de esa noche o, más probable, limpio de tintorería, estéril de recuerdos de una noche que no sé si será. Pienso en cómo se vería entre toda mi ropa esa parte de la falda blanca que no llega a ser cubierta por el naylon. Cómo serán los zapatos. Si el vestido sobrevivirá generaciones.
No conozco ningún vestido de novia de ninguna mujer de mi familia.
Las marcas de lo disfuncional.
Y toda la educación, todos los años para soñar con eso.
Las fiestas que no tuve y la ilusión del vestido.
Es extraño. Lo disfuncional, sin embargo, tiene su bandera bien alta, colorida. Es siempre tentación.
Me voy a pintar las uñas de rojo. Voy a usar una minifalda. Voy a verte esta noche, atrevida.
El tiempo es mío:
leo poesía en la cama de una plaza, en la habitación de los libros, bajo la ventana que por mal cerrada deja entrar el frío.
Estornudo.
Pienso en el vestido en el placard. Eso no es pensar en la fiesta.
Es un vestido guardado.
Pienso en un juego: ir a una modista, hacerme un vestido y quizá no usarlo nunca. Pero suena triste, como un payaso que no divierte, sádico.
***
Leo:
...
por qué se siente
tanto
ahí
cuando el amor
se vuelve
no más
esa palabra
peligrosa.
***
y leo (es cierto, para las amigas que ven a Sarah Jessica en mis aventuras):
Me gusta que me besen
en los labios
que digan que soy linda
deseable a cada rato
y también
que mi conversación
es ingeniosa y divertida.*
Anahí Mallol, polaroid.
...viene a mojarse los pies a la luna...