
I wish these days could have lasted forever.
Domingo sopla brisa en el piso 13, sol, almuerzo en el balcón cosas ricas que mi mamá manda para guardar en el freezer, unos tomates cherry, un vaso de agua. Mucha tranquilidad. Silla de playa, musculosa y short para leer la Ñ de ayer y la inrockuptibles.
Ahora escucho Djavan mientras recuerdo la voz de Ch. cantando en portugués por la calle, ayer a la noche, cielito lindo, noche buena. Pensar que la primera vez que fuimos juntos al cine ni sabíamos que íbamos juntos, porque de hecho no lo fuimos, pero nos sentamos uno junto al otro, apenas un saludo y un comentario que no fue el más feliz. Quizá él tomaba la mano de la chica que lo acompañaba, sentada junto a él, del otro lado. Cosas que parecen insignificantes (ni siquiera observé si se tomaban o no de la mano), como si cada historia tuviera su período de gestación inconsciente, pequeños sucesos que protagonizamos sin ser los demiurgos, como si alguien que no somos ni vos ni yo nos pusiera frente a frente alguna vez, y como no nos miramos, ahí aparecés de nuevo, y otra, y otra, hasta que al menos uno sí empieza a comprender que allí hay que hacer algo. Es apenas un empujón, como si alguna fuerza, desde algún lugar, supiera que sin ayuda no vamos a reconocernos, o como cuando un padre ayuda a su hijo a aprender a andar en bicicleta: no dice nada pero lo sostiene desde atrás, o sí lo dice, para que el niño no tenga miedo. Cuando el niño logra solo el equilibrio sobre dos ruedas, el padre lo sigue de cerca para decirle que sí, que todavía está allí, que no se preocupe que está a salvo. Cuando lo ve al hijo seguro, lo deja andar solo y ambos festejan el nuevo logro conseguido.
La sorpresa. A veces uno señala con convicción los lugares donde pasarán las cosas importantes. Para quienes deseamos tener todo bajo control, algunas lecciones de la vida son necesarias: justo del otro lado, la vida asá, y sin que te des cuenta, las arañas tejen una red que te sostendrá justo cuando no imaginabas que caerías; el pasto mullido donde descansarías, por fin, un día de sol como hoy.
...viene a mojarse los pies a la luna...