Hace dos semanas, treinta y ocho y medio de fiebre. Hace poco menos de una semana, cistitis. Ayer, olvidar el cargador del celular en un lugar y quedarme sin batería. A la noche, muy tarde, un llamado de I.: "cabecita..., se te cayó la billetera en el taxi, la levantamos de casualidad, pensamos que sería de un pasajero, que mejor si la llevábamos porque otro la robaría, y cuando la abrimos para ver de quién era, vimos la foto de tu sobrina."
Mientras tanto, además, digo lo que deseo y cuando lo digo me arrepiento. El super yo encarnado en la voz de mi madre (como en esa película de Woody Allen que creo que integra New York Stories, en la que la madre muerta sobrevuela Nueva York y le habla -le regaña, le manda) me dice todo lo que tengo que hacer y todo lo que hago mal.
Yo debería estar dopada todo el día.
...viene a mojarse los pies a la luna...