A la mañana escribo que la situación político-económica del país es estable y que Kirchner concentra poder tratando de controlar todo, incluso a la oposición. La retirada de los planes sociales supone creer que la gente está mejor y que los pobres ya no son tantos. Cuando nos conviene somos un poco K pero no tanto como para que se nos crea populistas.
Actualizar la web de Nueva York es un acto más político de lo que imaginaba. Corto y pego de otros documentos. Leo que en Venezuela la democracia está en riesgo, que hay nazis en el gobierno y que unos dos mil quinientos judíos venezolanos viven en Miami.
Lo político de la actualización llega a lo personal. En unos años nos vamos todos. El plan de retirada contempla la dispersión de los empleados. Menos presupuesto porque ya no hay tantos pobres. Los filántropos prefieren los desastres naturales de Asia o el hambre africano, antes que la debacle argentina y el grito de la clase media que abandonó la calle para volver a pelear en los cómodos aposentos de la dinámica familiar.
Escucho el Álbum Blanco dos veces, en el medio de una y otra pongo Infame, de Babasónicos, un disco que no escucho nunca, y pienso en el amor.
A la tarde podría estudiar pero en la oficina no me concentro. Tengo trabajo pendiente pero lo dejo para mañana. Intento escribir, seguir el cuento en el que alguien regresa al país para enterrar a un muerto.
Happiness is a warm gun.