Almorcé divino, aunque para unos sandwiches gastamos demasiado. Sobre ese tema, él tiene más culpa que yo. A ver quién es más judío. En esto yo. En esto vos. Cómo es que sin nada en especial todo es tan especial, revista Caras, página/12, revista Haciendo Cine, comida y conversación; y la pasamos así de bien.
Llamó mi amiga, vino a casa, charlamos charlamos, hice una torta mientras ella me hablaba de los encuentros tántricos o kármicos porque ya no me acuerdo bien, pero la cuestión es que habló de mí en su clase de pintura, de la historia en la parada del colectivo y del balcón de enfrente, y resulta que todo es tántrico o kármico y ya no me acuerdo bien, porque además suena el teléfono, atiendo, primero ..., después otra amiga, más tarde como siempre mi mamá que se preocupa por un amigo mío al que hace un rato no escuchó bien.
En estos días mi mamá me parece divina. Milagros del amor.
La torta en el horno y nosotras en el living para empezar a estudiar. Llega el amigo, trae su equipo de mate para que no terminemos todos con angina, y como somos apasionados, de pronto todo parece conducir a Sarmiento, o Sarmiento en todos los textos, en los de estética también, o es que la apasionada es la amiga, que nos hace adorar el siglo XIX y sus intelectuales. Nietzsche, sexo y Sarmiento son los temas de conversación, y todo tiene que ver con todo. Quince siglos de pensamiento y ningún texto de mujer. Todo es superhombre. El pensamiento argentino repugna.
Los tres miramos la ventana de enfrente. Yo también soy entusiasta y puedo contagiar pasión. Todos amamos la ventana de enfrente.
Todos amamos al hombre que hace sonreir a una amiga querida.
Todos odiamos al que la hace llorar.
Alguien me habla de los buenos amigos:
tenés buenos amigos, dice.
Sí,
soy afortunada.