Cuando volví a casa, con la felicidad del diez en Argentina II, y con el deber y la fiaca de preparar una exposición para mañana, después de no hacer nada durante un rato largo y cenar leyendo un poco, recordé que en el google earth no había buscado, todavía, la ciudad de Neuquen y el edificio de la calle Neumann. Antes, hago otra parada en el sur, y después voy para el oeste. Ubico el Monumento a San Martín, las diagonales, busco el Río Limay para ubicar el sur y por contraste irme al norte, a la barda, a la Universidad del Comahue, a la cortadita calle Neumann. Sigo los tonos marrones, encuentro la rotonda por la que A. se iba todas las mañanas a trabajar, y ahí veo el edificio, el techo negro, los ladrillos, el último y el único edificio de la calle, bajito, junto a la barda, como en un páramo de tierra que me cegaba los días de viento (esos vientos).
Bajo un poquito por la Av. Argentina y encuentro el supermercado Topsy. Por la diagonal ubico pero no veo el cafecito donde charlaba con Mercedes cuando tenía que hacer tiempo, la escuela de música, algunos edificios de algunos amigos.
Me di cuenta de que hace dos años y medio que no voy a esa ciudad que visitaba cada dos o tres semanas. Volvieron olores, el viento en la cara, los besos a la mañana cuando A. se iba a trabajar, la sensación de estar sola en su casa, las caminatas sola por la ciudad, el temor de encontrarme a su ex mujer, el frío, el clima seco que hace de mis rulos pelo lacio, la luz de la casa (igual que en mi casa, ahora), todo ese amor.
Google earth, una magdalena perdida en el 2006.
...viene a mojarse los pies a la luna...