Por un tema laboral llamo a una institución judía a la que fui durante muchos años y donde trabajé otros tantos. De todos modos, cuando llamo no digo nada (¿qué voy a decir?) a menos que me atienda alguien que puedo reconocer al teléfono (no pasa nunca). Cuando digo mi nombre y apellido, la señora que me atiende pregunta si tengo algo que ver con Dorita. Yo sé que esa tal Dorita es una persona "importante" en esa institución. De esas que uno conoce pero que nunca te registran. Digo que no, que no tengo nada ver (por otro lado, mi apellido es tan común...) y entonces la mujer dice: Ay, qué lástima, ella es una madre tan divina... Te la perdiste.
Y yo pensé, menos mal que mi madre también es divina, pero ¿y si no tenía madre? ¿y si no era divina? ¿y si en cambio era una golpeadora o una madre abandónica?
Bien por Dorita. Y también por mi mamá.
...viene a mojarse los pies a la luna...