Mediodía de ayer y en la página del BAFICI no hay rastros de la grilla de programación. Trabajo cerca del MALBA. Voy a ver si encuentro algo. La boletería abre a las 16 y no hay grilla ni catálogo y ni siquiera venden allí entradas para otros cines. Cada entrada en cada cine de cada función. Ok. Comienzo de la vorágine. No tengo la libreta universitaria que me permite entradas a tres pesos. Vuelvo a casa, agarro la libreta, saco la basura y salgo. En la puerta del depto. me encuentro con el peruano (ver post de ayer) y sonrío: no lo veo nunca y justo hoy... En el ascensor le pregunto si es médico y contesta que sí. Tiene guardia todo el fin de semana. El lunes vuelve molido. Ajá ajá. Yo estudio letras. Ajá. Chau, chau. Camino las ocho cuadras hasta el abasto. Venden catálogos pero no hay grillas de programación. Una cola para catálogos, otra para sacar entradas. La boletería abre a las seis. Son las seis menos cuarto y no estoy en la facultad porque hay paro. Compro el catálogo a ridículos 20 pesos sólo porque cobré ayer y tengo la sensación de que tengo dinero, sensación que se esfuma luego de gastar esos veinte pesos y más tarde otros quince en entradas. En la cola, junto a mí, alguien tiene fotocopias de una grilla. No tiene muchas ganas pero igual la comparte. Miro un poco. Rescato cinco películas y sus cinco horarios posibles para mí. Espero y pienso. Me acuerdo del cine, y tu mano en mi mano, apretada, y más apretada cuando algo nos gustaba o nos llamaba la atención. Sólo nosotros nos reíamos de esos chistes que las viejas no entendían, o del pibe que tocaba una canción de pink floyd y les decía a sus padres que era suya (hablo de "Historias de Familia"). ¿Te acordás? Las viejas no sabían y cuando le conté a mi mamá, tampoco. Ahora, entradas para uno y me voy a casa. Vuelvo a encontrarme al peruano y vuelvo a sonreir.
Leo el catálogo y marco veinte películas más. Los feríados de pesaj y los fines de semana me vienen bien. Las anoto y hoy las busco en la grilla. Tengo que comprar entradas. Y tengo que conseguir. Hay años en que no vi nada y ahora quiero todas. Es como cualquier juego, se juega a fondo, o se mira desde afuera. Todo o nada. Soy así.
...viene a mojarse los pies a la luna...