Interesante crónica de Mairal en el Remisero Absoluto. Quizá mucho más que una crónica. O es que a mí me dio para pensar. Platinados y tetas falsas. Desencuentros y berrinches. Cautiverio.
Felicidad monstruosa (y artificial) de la familia. Felicidad musical de los amigos.
Yo, que estoy muy lejos de tener una familia, todavía gusto de creer que cuando la tenga será monstruosa y musical, que iremos a Temaiken a reirnos de todos y al cine a comer pochoclo mientras vemos dibujos. Pero son sueños, y las realidades cercanas demuestran que todo eso es muy difícil. ¿No había ni una familia cómplice? ¿Ni una pareja enamorada y enamorada de sus hijos?
Qué triste...
...viene a mojarse los pies a la luna...