Ayer fue un día que debería olvidar. Día opresivo, de nudos, de llorar desde las nueve de la mañana, acá en la oficina, frente al monitor, o encerrada en el baño, o al teléfono, pero llorar y llorar y llorar, sí se por qué y no sé, por qué hago todo mal, por qué tan débil, de dónde saco la fuerza para decir no, cómo sostener las decisiones. No hice nada en todo el día. Por lo único que debía estar en el trabajo era porque a las dos de la tarde llegaban unas calcos que tenía que mandar a Uruguay para un evento que auspicia la organización. A las dos y media llamé al proveedor y me dijo que me las mandaba a las seis. No, yo a las cinco me voy, las necesito para armar todo. Ok, cinco menos cuarto están ahí.
Llegaron cinco menos diez. Yo estaba al teléfono, sí, llorando, y entonces las recibió mi compañera la diseñadora. Corté, me sequé una vez más los ojos y cuando las vi dudé. ¿Era esto lo que tenían que hacer? Me hice la boluda y fui al sexto piso para mostrarselas al Director: esto es una mierda, hay que cancelar el viaje a uruguay, explicame qué pasó, etc, etc, etc. Volví a mi compu a ver lo que había mandado a hacer. En el traspaso de JPG a Illustrator el archivo quedó con diferencias y yo mandé a imprimir algo sin el logo. Los que trabajamos con logos sabemos lo que importan (al mismo tiempo que no importan nada, pero el que pone el logo... vive por y para eso). Ok.
Lloro y qué pasa, cómo estás. Me equivoqué, soy una tarada, hago todo mal (y hacer todo mal implica no sólo el trabajo, implica mi vida, el estudio... todo). Hay que resolverlo. El director quería que nos quedáramos toda la noche reimprimiendo en las máquinas de acá. A las seis de la mañana tenía que estar todo listo. Me mando la cagada del siglo y mis compañeros se tienen que quedar por mi culpa toda la noche.
En el medio dudo de si ir a Mar del Plata o si mejor a otro lado. ¿A dónde voy? ¿Dónde quiero estar? Si quiero ir ahí, ¿lo voy a resignar por equis? ¿O mejor me tapo los ojos? ¿Cómo hago? Si equis no fuera, yo iría chocha de la vida. ¿Lo contrato a equis para que se vaya a filmar un video a Japón y que allá se enamore y no aparezca más? Tengo que resolver.
Proveedor al teléfono. Otro proveedor al teléfono. Mientras, se manda a comprar papel. Un imprentero de acá a una cuadra me dice que sí, que puede hacerlo en las próximas tres horas. Subo la propuesta. No es poco dinero, pero argumento que el margen de error es menor y que nadie se tiene que quedar trabajando. Me dicen que sí y que traiga una prueba.
Voy a la imprenta, imprimimos y la traigo. Queda bien. Seguí adelante. Ok.
Debería ir a Mar del Plata y ser fuerte. Evitar lo que quiera evitar y hacerme cargo de mis decisiones, de las pérdidas y las ganancias. Debería encerrarme en el cine cada momento en que no quiera ver el sol, ni a nadie. Debería tomarme un colectivo a una playa lejana cuando me aburra del cine. ¿Y si me voy al sur? No tengo plata. O debería hacer cuentas. ¿Pero voy a resignar?... No. La resignación también puede ser dependencia.
Espero en la oficina que llegue el papel para llevárselo al imprentero. Él no tenía suficiente para imprimir las 2500 calcos. Cuando me lo traen, llevo la valija que se va a uruguay para ya dejarla ahí y después mandarla con un taxi a la casa del chico que viaja. Camino a la imprenta, casi me atropella un auto. Vuelvo a llorar. Pasos después, piso mierda. ¿Voy a Mar del Plata? ¿A dónde voy? ¿Pisar mierda trae suerte? Ojalá hoy sea un día mejor.
...viene a mojarse los pies a la luna...