El sábado, regreso a casa y hoy regreso a la oficina. La pérdida del libro que estaba leyendo me dejó como atragantada y todavía no pude empezar a leer ninguna otra cosa. Voy a buscar otro ejemplar a librerías cercanas al trabajo y justo la empleada de librerías Santa Fe está hablando por teléfono con un chico de Sudamericana, que le dice que sólo podré conseguirlo en librerías de usados o en aquellas que tengan viejos saldos.
Domingo a la noche, en casa, leo La Nación y cuando me veo atenta a la nota de tapa de la revista, sobre Infidelidad, me pregunto qué hago leyendo eso como si se tratara de bibliografía autorizada que no hace más que reproducir los lugares más comunes (y a veces ya no tan corrientes) sobre hombres, mujeres y las historias entre hombres y mujeres. Paso de página y prefiero focalizar en la breve entrevista a Daniel Hendler, barbudo y guapísimo en el Festival de Mar del Plata, donde presentaron Derecho de Familia (un auténtico Burman, me encanta).
Sigo leyendo y llego al horóscopo. Leo mi signo y aquel otro, y otro. Me pregunto entonces, cuando una chica lee ese signo que no es suyo, ¿es que indefectiblemente le interesa aquel chico sobre el que acaba de leer el horóscopo? I´m lost.
Antes del diario, para no perder la costumbre, solita al cine a ver Match Point, la última de Woody Allen. Prefiero el jazz a la ópera y ayer prefería comedia a drama. Pero la peli está buena. Infidelidad es la palabra clave del día. Salgo alterada (recuerdo que con Melinda & Melinda también salí alterada, pero me gustó más). Durante la película, ciertos temores y reafirmaciones, pensar (como si tuviera sentido) acerca de los lugares donde podés terminar si elegís por conveniencia: un asesinato. A veces me agarro de cualquier cosa para justificar mis certezas.
A la salida, en la rampa del Abasto por la que se sale de los cines, atiendo el celular y mientras hablo, un chico, que en el cine estaba delante mío y que evidentemente también estaba solo, me toca la cola. What? Sin dejar de hablar me doy vuelta y lo fulmino con la mirada. Vuelvo a girar y camino más rápido. Termino la conversación telefónica, salgo del shopping y en el camino de ocho cuadras hacia casa pienso en los vaivenes y episodios de la soltería y la soledad.
...viene a mojarse los pies a la luna...