No sé si soy de manual
psi o es el
maldeldosmilseis: ayer me enfermé. Después de lograr pedir y que me den dos tardes para dedicarme a la mudanza (ayer era la segunda), tuve que irme del trabajo antes del mediodía, después de tomarme la presión y que diera 8-4 (más baja que mi baja presión habitual, que es 9-5 o 9-6). Tomé un gatorade, comí algo salado pero cuando llegué a mi casa vomité eso poco que había comido. Tenía que ir a la casa nueva. Ayer venía una chica a limpiar y tenía que esperar que me trajeran la heladera, entre las dos de la tarde y las nueve de la noche. Yo me retorcía. Me dolía la panza y como no tengo dónde acostarme, llevé la bolsa de dormir como si eso fuera una idea salvadora. Y no. El piso era demasiado duro para tolerarme tan molesta como estaba. Mi papá, entre paciente y paciente, venía a traerme algún medicamento para aliviarme, pero no. Tampoco. Por suerte los muchachos de
Rodó llegaron temprano. Los recibí y decidí dejar a la señora sola. Volver a recostarme. Intentar estar tranquila. Dormí un poco y más tarde volví a vomitar, pese a que no había comido nada. Sólo agua. Más tarde todavía me subió la fiebre y después de recibir a mi visita, me dormí.
¿Son los nervios? ¿Es algo que cayó mal? ¿Importa saber qué es? Hoy me quedo en casa. Digo casa y es mi casa y es la de mis padres y mi casa nueva... ¿cuál es mi casa? Qué confusión. Estoy acá, en lo de mis padres que también es mi casa, y si junto fuerzas me pondré a embalar libros y cositas para tener todo listo y llamar a un flete el fin de semana. ¿Parar? ¿Había que parar? Yo soy de esas que no paran hasta que el cuerpo grita STOP, y a veces, ni así.
Que la salud me acompañe.
...viene a mojarse los pies a la luna...