En un abrazo, al oído de ella, él dijo algo así:
__Al final nos mudamos los dos,
cada uno a su casa.
Podría haber dicho cada uno tiene su casa, o alguna otra cosa que comenzara en singular y no le hiciera recordar a ella (ohhh little susan) aquella fantasía de que en esta época prepararían juntos un lugar para los dos.
Entonces, volvieron a escuchar y repetir invitaciones y promesas de visitas.
Invitaciones y visitas que,
desdibujadas por la memoria,
borradas entre nuevas invitaciones y visitas
quedarán en el olvido
si es que logran olvidarse.
...viene a mojarse los pies a la luna...