Estoy en la oficina. Mal humor. Desde la recepción gritan mi nombre. Tengo a amiga en el teléfono. Pregunto si es urgente. "Algo para vos". Algo para mí. Voy. Veo un ramo de flores enorme y precioso como nadie me ha enviado jamás en la vida. ¿Eso es para mí? Sí. Un minuto. Imagino todo. Cualquier cosa. No esperaba que hiciera eso. ¿Quién? No sé. Él, un admirador, una amiga, un amigo. Los chicos de recepción me miran contentos.
¿Quién lo manda?
DMS. Un proveedor.
Y mi compañera de recepción recuerda, con pena: "Se lo manda cada año a la persona con quien tiene el contacto."
Todos nos desinflamos. Firmo el remito.
Llego a mi oficina y me pongo a llorar. Soy una estúpida.
...viene a mojarse los pies a la luna...