Viernes casi dos de la tarde. Estoy en casa. No tuve clases por el paro pero tampoco me quedé en la oficina. Justifico que no me pagan muy bien por el hecho de que los viernes salgo antes para ir a la facu, lo cual cumplo a rajatablas (para ir a la facu o para tener tiempo libre) por esa misma razón: no me pagan muy bien, qué se jodan, los viernes me voy sí o sí al mediodía y entonces el promedio de horas diarias baja de ocho a siete. No está mal.
En noviembre termino la materia de los viernes. Si todo va bien pido aumento de sueldo.
Estoy en casa. Mucho para leer.
M. trabaja hoy, sábado y domingo. Eso me obliga a ser más creativa con mis propios planes: no puedo descansar con él todo el fin de semana (hace ya muchas semanas que no pasa eso y cómo se extraña!) así que me pongo compulsiva y arreglo salidas y reuniones que por momentos se superponen.
Pero hay mucho para leer. Debería tomarme el tiempo y la tranquilidad para eso. Para la lectura también tendí compromisos: una entrevista a un escritor la semana que viene (y no tengo leído nada de su obra aún) y la novela de un amigo que espera mis observaciones (o a mí me gusta creer que las espera).
Viernes a la tarde y estoy en casa. También debería hacer cosas pendientes con mi cuerpo, como depilarme. Pero qué fiaca, hace tanto frío... Cuando me depilo me pongo contenta. Es como ir a clases de estiramiento. Me cuesta, pero una vez que pasa el momento me siento mejor. "Soy una chica que se cuida", pienso como si eso me hiciera ser mejor, más bella o algo ridículo que no sé bien qué es.
Me voy a hacer un té y comer algo dulce. Y como soy fetichista, voy a desplegar papeles y libros en la mesa,
mirarlos
y elegir por dónde empezar.
...viene a mojarse los pies a la luna...