"El amor es concordancia. De nada sirve encontrar a la persona correcta si no es el momento adecuado." De la película 2046.
Escuchar la frase, mirar la escena y sentir que me bajaba de la garganta al estómago algo difícil de digerir. Los fracasos amorosos (no es general, es mi fracaso, esa nube que a veces da sombra en un presente luminoso), las rupturas (la ruptura) de hace ya un tiempo largo, la ilusión desilucionada y el riesgo de no volver a creer.
Concordancia entre la persona y el momento. Había una frase de Cortázar por ahí, en un poema de Salvo el Crepúsculo, que decía algo así como que estar enamorado no es mirar al otro sino mirar con el otro hacia una misma dirección. No creo que eso sea estar enamorado (cuántas veces nos enamoramos sin poder dejar de mirar al otro que iba en otra dirección) pero cuánto mejor es si las miradas comparten un mismo horizonte.
M. no supo que en ese momento cerré los ojos, que sonreí porque comprendí lo que decían, que volvió mi historia con cierta pena por lo perdido pero sin dudas ni nostalgia. M. no lo supo pero tomó mi mano para darle un beso. Y entonces otra sonrisa y comprender lo mismo, otra vez, distinto.
El momento adecuado. La misma dirección. Que la flecha de nuestros sueños, incluso los individuales, se dirija hacía un “ahí” compartido. Que mi adelante enriquezca el suyo y lo enorgullezca. Querer estar cerca para verlo crecer y construirse. Fundarse cada uno y fundar. En un momento de búsqueda, sin apuestas a largo plazo y a veces con miedo al futuro, la concodancia de encontrarnos para compartir dudas y deseos es una pequeña y necesaria victoria cotidiana.
...viene a mojarse los pies a la luna...