Lolamaar
martes, agosto 23, 2005
Remontar un barrilete en esta tempestad
No para de llover en Buenos Aires. Queda una hora en la oficina. Después seguir en casa. Todavía no terminé de corregir la tesis (hoy, sí o sí) y tengo que armar con S. un primer intento de sumario para la revista.Escucho Eiti Leda en versión Cantilo-Ceratti. Tengo ganas de cantar fuerte como en un fogón. Es que este disco tiene todas esas que sabemos todos... y estoy contenta, quiero ver a esos todos, verlos de una vez sin tanto post que va y viene tejiendo afecto. Pienso en los hilos de obelix. Sí.Hay días terribles y hay días maravillosos.En general no pasa nada en particular para que esos días sean de una u otra forma, o son sólo pequeñas cosas que nos dan el preciso toque del ánimo.Hoy creo que es maravilloso y sonrío por dentro, por fuera, luz en todos lados. Cómo no. Si cuando pensaba que ya nada, que todo perdido y sólo llanto, apareció ahí, hace no tanto pero sí bastante, con un beso, un regalo y ganas de seguir. Y seguimos. Yo dudaba ("cómo no poner más límites") pero seguimos. Despacito y paso a paso, aunque por suerte a los pocos días cayeron las gripes y volver a estar juntos, enmarañados en las sábanas, los mocos y los besos, porque claro, tenemos que cuidarnos uno al otro, y entonces faltar al trabajo, mirar la tele y comer cosas ricas. Así pasaron los días, más días, más tranqui. El miedo al aburrimiento, en mi caso, siempre mirada fija y amenaza. Lo insulto y peleo con él. Quisiera aprender a disfrutar de la tranquilidad, pero mi deseo de "todo el tiempo grandes pasiones" es tan insoportable que ni yo puedo tolerarlo.Ya sabemos: la neurosis no es de fácil convivencia y complica la vida (ahí van los días terribles).Por suerte no controlo todo lo que quisiera y logro sorprenderme. Porque cuando seguro que ya nada, todo perdido y sólo llanto, aparecen noches de lluvia como la de ayer, pican y repican las gotas en la calle, en techos de auto y en chapas tiradas por ahí. Pican repican y hay que correr, corramos que estamos mojados y nos mojamos más. Antes, el cine y disfrutar como nenes, agarrarnos fuerte las manos, que termine la peli y correr a la calle, porque ya nada y todo perdido, pero llueve, y me puse linda para salir y se da cuenta, entonces corremos, bajo el techo paramos, los besos, brillan los ojos y más besos. Pienso en cuando tenía quince y esos besos en la calle eran la única privacidad posible, pública y hermosa privacidad que hacía todo más intenso, tanto que al día siguiente, en la escuela, pasaba la mañana pensando en esos besos, con una sonrisa divina y estúpida que iluminaba el día.Ayer, lluvia y besos en la calley hoy, como antes, intensasonrisa para un día gris.
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...viene a mojarse los pies a la luna...
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