Lolamaar

viernes, marzo 31, 2006

 

Gacetilla del Encuentro



 

Los viejos

Post algo apurado en mañana ocupada. Soy la encargada de la ñoqueada del mediodía. No de cocinar, claro, sino de levantar los pedidos de cada uno, juntar el dinero, ir a comprar y traerlos al mediodía. ¿Por qué? No sé. Surgió un 29, y como el miércoles que pasó nos olvidamos, después de un reclamo decidimos hacerlo hoy. Pequeñas delicias de la vida laboral.
Ayer gasté dinero que no tengo en comprarme libros para la facultad. Cuatro libros por quince pesos está bien. Pero cuando es treinta de mes y una está pobre debería comprar verduras y no libritos.
Cuando era chica y mi papá me compraba libros, yo quería que fueran nuevos. A veces me compraba usados, si no eran los que heredaba de mis hermanos. Y no me gustaban. Me daban miedo. No los leía. Pendeja malcriada. En la compra de ayer elegí la edición más vieja de cada uno de los títulos. De Don Segundo Sombra conseguí la tercera edición, Losada, 1942. Empecé a leer y el libro casi no puede anotarse. Ahí viene, entonces, la bella tecnología de los post-it.
Después de una conversación con mi madre, acerca de la familia, que ella misma continuó vía mail, pensé en mi abuelo Alfredo. Recuerdo su voz por teléfono, cuando llamaba a casa:
--¿Hola?
--Hola
--Hola abuelo, ¿cómo estás?
--Bien, bien, ¿vos?
--Bien
--¿La escuela? ¿Estás estudiando?
--Sí, bien...
--¿Está tu mamá?
Etcétera. Tenía voz linda mi abuelo y la conversación era casi siempre así. Cuando me llevé matemática en quinto año no me animé a decirle. Él era un comerciante que amaba las matemáticas. En marzo se murió.
Cuando era chica los abuelos también me daban un poco de miedo. Y hoy la veo a Clara, con mi papá, que a veces, cuando él la alza ella dice no, no con su voz finita pero decidida.
Cuestiones de los chicos con los viejos. Hoy a las cinco de la mañana me desperté angustiada. Soñé que se moría mi papá. Que todavía estaba vivo pero que sabíamos que en pocos días más se iba a morir. Días de despedidas absurdas. Entonces pensar lo mismo de siempre:
¿por qué hay tanto pendiente con algunos de los que más queremos?

jueves, marzo 30, 2006

 


A. me manda esta foto, y yo, por unos segundos, viajo hacia allá. Después, emocionada porque de pronto recuerdo lo que era su ojo, su mirada a través del lente, y porque estoy en la oficina y la vida... ¿qué es la vida ahora? me pongo a llorar.

 

Empezó el cuatrimestre

Agotada. Las ilusiones sobre la casa ordenada y siempre limpia ya son viejos deseos. Salgo cerca de las nueve de la mañana y vuelvo como mínimo a las once y media de la noche. Ni lavar la ropa ni barrer, la cama apenas estirada y el baño, un desastre. Convivir con mi obsesión irrealizable de limpieza puede ser un buen tratamiento para aprender a tolerar(me).
De todos modos, más allá de las corridas obligadas, no son días automáticos. Quizá por el sabor todavía nuevo de esta cursada, por los textos que tengo que leer y aún no leo, porque hay un extraño sabor a no sé qué. Una chispa que por momentos llega a encenderme.
Entre antes de ayer y ayer escribí un texto para el interpretador que me consumió casi toda posibilidad de dedicarme al blog. Pero aquí estoy de nuevo. Y ayer, también, conocí a Flor y entre todo lo que hablamos también hablamos del blog, y lo que implica y para qué y todo eso. Ejercitar la escritura y agudizar la mirada. No es poco ¿no?
Primer práctico de Argentina II. Cuando tenía que referirse a Saítta, el profesor, varias veces, dijo Bea... o Sar... (por Beatriz Sarlo, claro) hasta que se daba cuenta y cambiaba por la actual titular de cátedra. Y fue hasta tierno cuando para hablar de Lynch (Benito, no David) se equivocó y dijo Link. Ok. Esto no es gracioso si no sos de Letras y si sos de Letras quizá tampoco, pero a mí me divirtió. La clase estuvo buena, incluidos sus diez minutos en el que (aunque él diga que no) amedrentó a los estudiantes diciendo que si no cursamos bla bla bla y si no leímos bla bla bla lo más probable es que no podamos seguir la cursada y que después nos vaya mal. Tiene razón. Pero el tono era raro. Parecía la venganza de Fredy Kruger (o como se escriba). Pobre el amigo ingeniero, que cursa de oyente Argentina II, y miraba con cara de qué hago acá, además de decirme "pero están contando el final!" cuando el profesor avanzó sobre la novela y llegó a hablar de los últimos capítulos. Esto es así, amigo, no sabés la fuerza que hay que hacer, a veces, para entregarse al placer de la lectura.

miércoles, marzo 29, 2006

 

Volvemos a encontrarnos

VI Encuentro de Lectura
el interpretador
Domingo 2 de abril, 18 horas.
Estados Unidos 308, San Telmo, Capital Federal.
Entrada libre y gratuita.
Están todos invitados.
www.elinterpretador.net

martes, marzo 28, 2006

 

Casi revista caras

Ayer fui a ver El método, la película de Marcelo Piñeyro, basada en El método Gronholm. Poca gente en el cine. Cerca mío un grupo de chicas saludó en voz alta a Pablo Echarri cuando él entró y saludó a sus compañeros competidores. Cada vez que él hablaba, hasta casi la mitad de la película, las chicas hacían risitas y comentarios. ¿Es tan lindo? A mí no me parece. Noriega sí. Lo vi en Mar del Plata, intentando seducir a Carolina Peleritti en la barra del Hermitage. Ella estaba divina y él, después de varios minutos de charla, consiguió anotar su celular. Lo demás, no sé. Esa misma noche, junto a ellos, estaban Pablo Echarri y Nancy Duplaá, la pareja más grasa del espectáculo. Ella, bajo esa simpatía que pretende ser barrial, seguro que esconde una víbora calculadora, haciendo risitas de aquí y de allá, y no te creo nada Nancy, nada. Y él, posando en todas las fotos con todas las chicas ante la mirada fulminante de su mujer. No me gustan.
Si vas un lunes al cine del Abasto (es barato, recomiendo) es probable que te encuentres con una avant premiere. Cuando llegué vi tantas cámaras que pensé que me encontraría con no sé qué staff de qué película glamorosa. Pero no. La era del hielo II y millones de chicos pululando por el hall. El más famoso era el pobre Jorge Marrale que nunca debe haber tenido tanto periodista cholulo encima. Niños por todos lados. Y sus padres ni siquiera famosos.
Así que me puse en la cola para sacar entradas, pregunté a varias parejas si iban a ver El método y cuando encontré a una que sí, los beneficié con una entrada a mitad de precio: tengo entradas a 2x1 (no vale de descuento, esos son un descuento sobre una entrada, yo tengo que comprar dos sí o sí y para la misma película, la misma función) así que cuando voy sola tengo que encontrar a quién darle la entrada a mitad de precio. Podríamos pronosticar así las más divertidas aventuras, pero hasta ahora, siempre, sólo fue una cuestión de negocios.
La película está buena. Un poco previsible y en voz de Echarri las típicas frases de película de Piñeyro (recordemos que es el autor de la solemne "La puta que vale la pena estar vivo"), pero se deja ver y se disfruta mucho.

lunes, marzo 27, 2006

 

Subidas y caidas

Gracias a este blog, ayer salí en la radio, en el programa de espiritubeat. La "entrevista" fue muy amable y supongo que salió bien. Cuando la productora me avisó que me pedirían algo para leer pensé por qué no guardo lo que escribo acá todos los días. En casa todavía no tengo internet y sólo encontré un pequeño backup en un CD que contenía la primer semana de bloggeo. No es grave tampoco. Leí un sueño en el que yo dormía junto a una amiga y a un amigo. Además, dije "coger", por lo cual supuse que mi madre, luego de escuchar el post y la palabra, no me llamaría en tres días. Pero al rato llamó mi padre (y yo pensé, uh, es papá, mamá no llama) para preguntar cuál era la sintonía porque no la encontraba. Así que finalmente no escucharon. Mejor.
* * *
Horas antes, poco después del mediodía, mientras yo lloraba tirada en la cama haciendo del domingo un domingo triste, llamó mi amigo S. para contar sus penas. Yo lloraba sin parar y él contaba. Casi lo mismo con mi amiga Carito. Después nos fuimos todos a escuchar a Naty Menstrual en Casa Brandon.
Desde que vivo sola, los amigos y amigas son casi una familia.
* * *
El sábado, en una fiesta, un chico de aspecto gay (me pregunto por qué hay tanto chico no gay de aspecto gay, o por qué todo esos chicos se me acercan), junto a la puerta del baño me dice algo así como ¿vos tenés modisto? y yo no ¿por? Porque ese vestido te queda divino. Ah... gracias. Unos minutos después, en la barra, el chico vuelve a acercarse y luego de conversar unos segundos dice sos muy linda, la verdad es que me gustás. Ay, me excedí. Con L. no pudimos contener la risa, yo agradecí y nos fuimos a bailar.

sábado, marzo 25, 2006

 

24 de marzo

El jueves 23, 550 inscriptos en Lit. Argentina II. Ayer, en la marcha, ¿cuánta gente? ¿Cien mil? Entre ambas muchedumbres, la alegría de encontrar amigos.
La gente ayer era tanta que si nos quedábamos encolumnados no íbamos a llegar nunca a la plaza. Comenzamos a caminar por la vereda, mirando las banderas, festejando algunas, criticando otras. Cuando nos pusimos detrás de la bandera del CEFYL comprobamos con tristeza que eran demasiado pocos y ningún conocido. Seguimos por la vereda. La caminata se hacía cada vez más difícil. Sumamos a un amigo en la 9 de julio, y seguimos. Poco antes de la plaza de mayo no pudimos caminar más. Empujones y ansiedad. El jefe que proponía la diagonal sur, pero finalmente tomamos diagonal norte. No éramos pocos los que tuvimos que elegir camino alternativo. Costó avanzar. Seguimos. Llegamos a los empujones. 20 hs. en la Catedral. Había que ir a la primer palmera para encontrar a no sé quién. Llegamos. Vimos un poco. Escuchamos el final. Enorme bandera de la juventud peronista. Algún incidente en el escenario. Enterarnos de que habían leído la carta de Walsh. Mucha gente que nunca llegó a la plaza. El 24 de marzo.
Sonaban los celulares. Novias que decían donde estaban para robarle un beso a su chico, amigas y amigos que buscaban otros amigas y amigos. Mi celular no sonaba ni llegaban mensajes. Muchas parejas caminaban de la mano y en la plaza otras se daban besos. Me senté en el pasto antes de la lluvia. Ni muy emocionada ni muy feliz. A veces me canso de no sentir nada. De que en la marcha no hubiera nadie a quien esperara encontrar. Ni en la marcha, ni en una fiesta, ni en una cena, ni en una reunión. Pueden llegar algunos besos pero el corazón está más cerca de los agujeritos que de las cosquillas. Y se larga a llover. Entre seis o siete, tres paraguas y rumbear hacia avenida Belgrano para luego terminar de desconcentrarnos y unos pocos partir a cenar juntos y otros pocos cada uno por su lado. Y así pasa el 24, entre experiencia colectiva y sensaciones personales.

jueves, marzo 23, 2006

 

¿Ideales?

Hablo con mi ex equis y me cuenta una idea que tiene para un largometraje. Entre otras cosas, el protagonista busca por la calle, a través de una cámara hogareña, a su mujer ideal, a una "ella" que le corresponda, que, aún desde lo implícito, pueda ser "para siempre". Cortamos el teléfono, me voy a la reunión del interpretador y en el viaje pienso, y escribo en mi libretita, rápido, desprolijo.
Me pregunto si esa búsqueda no es justamente la búsqueda que no conduce a nada, si esa fe ciega en que esa persona existe no es en verdad lo que nos lleva de desilusión en desilusión. Me pregunto (pienso en mí, en él, en otros, en los amigos y amigas) si nuestras creencias no son el origen de nuestros fracasos. ¿Qué pasa cuando nos damos cuenta de que "ella" no era "ella"? ¿Cómo sostener una relación cuando pasa ese momento glorioso y la persona ideal se vuelve persona real?
Hace tiempo que sé que el amor duradero trasciende los momentos ideales. Me gustaría pensar qué fantasías se esconden detrás de la búsqueda de ese ideal. Si sabemos que ese amor no existe o no dura, ¿por qué seguimos creyendo que podemos encontrar a Ethan Hawke en un viaje en tren, o que en esa salida al cine puede sentarse junto a nosotros el amor de nuestra vida? ¿Por qué lloramos con esas películas? Al mismo tiempo, nos creemos liberales y modernos porque encaramos relaciones "sin compromiso", pero estamos signados por los mandatos sociales más retrógrados. Vivimos las separaciones como un fracaso, porque seguimos creyendo que cuando empezamos una pareja tiene que durar para siempre y en tanto no dura hasta que la muerte nos separa, somos unos fracasados del amor y quedamos en la banquina esperando subirnos a otro auto. Mientras, volvemos a intentar algo que ya sabemos no funciona o probamos otras cosas. Salpicamos de cuerpo en cuerpo, a veces con más y a veces con menos placer. Imaginamos un final del recorrido donde nos espera la persona ideal a la que encontraremos alguna vez. O no. Pero si no, seremos infelices. Como un video juego que termina en ese rescate o en un naufragio cuando perdemos las tres vidas. ¿Cuántos somos los que, al menos por momentos, creemos en eso? ¿Cuantas angustias nos provoca este modelo de felicidad?
Cuando conocí a A., él ya tenía en su historia un amor (con convivencia e hija) que había durado quince años. Me costó un tiempo largo dejar de idealizar esa relación, dejar de pensarla como "LA historia de amor", una historia de mucha locura pero de igual intensidad. Hasta que me di cuenta que la mía con él también era una historia (qué historia además, pero ese es otro tema), que se iba construyendo de a poco entre las mil dificultades, y que cuando a cada momento nos dábamos cuenta que era más fácil no estar juntos, elegíamos acercarnos.
Probablemente esto no sea más que una gran obviedad. Pero me gustaría dejar de buscar las grandes historias y elegir los pequeños encuentros. Recordar que así también se construyen los amores. Por momentos me parece que a los dieciocho o a los veinte años la tenía mucho más clara que ahora. Podía disfrutar de cosas simples y estaba atenta a los detalles. Bastaba un vino, esos ojos y dormirme sabiendo que al día siguiente tendría que mirarlo y volver a elegir. O no.

miércoles, marzo 22, 2006

 

Vuelve Almodóvar

Qué alegría saber que pronto veremos una nueva película de Almodóvar.
En el trailer se la ve a Penélope Cruz en el baño y vuelvo a pensar algo que noté durante el festival: es cada vez más frecuente ver a los personajes en el baño. Creo que de las 24 películas que vi, en más de la mitad estaba este tipo de escena.
Unas palabras de Almodóvar y luego la sinopsis (para más info, vean el sitio que copio abajo, que está bueno):
"Supongo que lo he disfrutado más porque el último (“La mala educación”) fue un absoluto infierno. Me había olvidado de que lo que era rodar sin tener la sensación de estar continuamente al borde del abismo. Esto no significa que “Volver” sea mejor que mi anterior película, (de hecho estoy muy orgulloso de haber rodado “La mala educación”) sólo que esta vez he sufrido menos. De hecho, no he sufrido nada.
De todos modos, “La mala educación” me confirmó algo esencial (que ya había descubierto antes, en Matador y Carne Trémula): que no hay que tirar nunca la toalla. Aunque estés convencido de que tu trabajo sea un desastre hay que seguir luchando por cada plano, cada repetición, cada mirada, casa silencio, cada lágrima. No hay que perder un ápice de entusiasmo aunque uno esté desesperado. El paso del tiempo te da otra perspectiva y a veces las cosas no eran tan malas como uno creía."
Sinopsis de "Volver":
"Tres generaciones de mujeres sobreviven al viento solano, al fuego, a la locura, a la superstición e incluso a la muerte a base de bondad, mentiras y una vitalidad sin límites. Ellas son Raimunda (Penélope Cruz) casada con un obrero en paro y una hija adolescente (Yohana Cobo). Sole (Lola Dueñas), su hermana, se gana la vida como peluquera. Y la madre de ambas, muerta en un incendio, junto a su marido (Carmen Maura). Este personaje se aparece primero a su hermana (Chus Lampreave) y después a Sole, aunque con quien dejó importantes asuntos pendientes fue con Raimunda y con su vecina del pueblo, Agustina (Blanca Portillo). " Volver" no es una comedia surrealista, aunque en ocasiones lo parezca. Vivos y muertos conviven sin estridencias, provocando situaciones hilarantes o de una emoción intensa y genuina. Es una película sobre la cultura de la muerte en mi Mancha natal. Mis paisanos la viven con una naturalidad admirable. El modo en que los muertos continúan presentes en sus vidas, la riqueza y humanidad de sus ritos hace que los muertos no mueran nunca.“Volver” destruye los tópicos de la España negra y propone una España tan real como opuesta. Una España blanca, espontánea, divertida, intrépida, solidaria y justa."
Todo esto, sacado de:
http://www.clubcultura.com/clubcine/clubcineastas/almodovar
Y acá, un diario de rodaje:
http://www.clubcultura.com/clubcine/clubcineastas/almodovar/esp/diario01.htm

 

Caprichosa yo?

Camino al trabajo pensaba en mis caprichos. Soy hija menor con mucho de hija única (la única de mis padres juntos, y ellos, cada uno, con hijos de matrimonios anteriores). Cuando quiero algo no tolero no tenerlo y no tolero no tenerlo en el momento en que lo deseo. Y cuando no quiero, no hay vuelta. Si quiero algo y no está, pataleo y corro riesgos de obsesión. Me malhumoro sin razones aparentes y sólo vuelvo a relajarme cuando eso que quería está otra vez (o por primera vez) entre mis manos. Por un lado, esto me transforma en "emprendedora". No espero que lo deseado caiga del cielo. Lo busco. Lo fabrico. Lo conquisto. Por otro lado, me hace ser impaciente hasta lo insoportable. Lo quiero ya. No me digan que no. Que no se puede. No.
En general, las cosas salen. Siempre fui bastante consentida. Mi hermano mayor criticaba a mis padres por no ponerme límites (igual, la verdad, salí bastante auto-limitada). Cuando no salen, me siento lo peor. Tolerancia cero. Y la vida que se transforma en un desafío insorportable y en un cúmulo de exigencias que ¿quién puede cumplir?
Podría hacer un cuadro sinóptico de cómo una cosa genera otra. Pero me aburro. Y lo peor es cuando no sé qué. Cuando así, sin demasiado, estoy más o menos bien, o más o menos aburrida, o más o menos nada.
¿Vieron? Yo también soy retorcida. Y haber vuelto al trabajo hace que no tenga mucho que contar.

lunes, marzo 20, 2006

 

De regreso

El sábado, regreso a casa y hoy regreso a la oficina. La pérdida del libro que estaba leyendo me dejó como atragantada y todavía no pude empezar a leer ninguna otra cosa. Voy a buscar otro ejemplar a librerías cercanas al trabajo y justo la empleada de librerías Santa Fe está hablando por teléfono con un chico de Sudamericana, que le dice que sólo podré conseguirlo en librerías de usados o en aquellas que tengan viejos saldos.
Domingo a la noche, en casa, leo La Nación y cuando me veo atenta a la nota de tapa de la revista, sobre Infidelidad, me pregunto qué hago leyendo eso como si se tratara de bibliografía autorizada que no hace más que reproducir los lugares más comunes (y a veces ya no tan corrientes) sobre hombres, mujeres y las historias entre hombres y mujeres. Paso de página y prefiero focalizar en la breve entrevista a Daniel Hendler, barbudo y guapísimo en el Festival de Mar del Plata, donde presentaron Derecho de Familia (un auténtico Burman, me encanta).
Sigo leyendo y llego al horóscopo. Leo mi signo y aquel otro, y otro. Me pregunto entonces, cuando una chica lee ese signo que no es suyo, ¿es que indefectiblemente le interesa aquel chico sobre el que acaba de leer el horóscopo? I´m lost.
Antes del diario, para no perder la costumbre, solita al cine a ver Match Point, la última de Woody Allen. Prefiero el jazz a la ópera y ayer prefería comedia a drama. Pero la peli está buena. Infidelidad es la palabra clave del día. Salgo alterada (recuerdo que con Melinda & Melinda también salí alterada, pero me gustó más). Durante la película, ciertos temores y reafirmaciones, pensar (como si tuviera sentido) acerca de los lugares donde podés terminar si elegís por conveniencia: un asesinato. A veces me agarro de cualquier cosa para justificar mis certezas.
A la salida, en la rampa del Abasto por la que se sale de los cines, atiendo el celular y mientras hablo, un chico, que en el cine estaba delante mío y que evidentemente también estaba solo, me toca la cola. What? Sin dejar de hablar me doy vuelta y lo fulmino con la mirada. Vuelvo a girar y camino más rápido. Termino la conversación telefónica, salgo del shopping y en el camino de ocho cuadras hacia casa pienso en los vaivenes y episodios de la soltería y la soledad.

viernes, marzo 17, 2006

 

Pequeños sucesos

Ayer empecé a leer Daño corporal, una novela de Margaret Atwood que me encantó desde el comienzo. Hoy perdí el libro. No sé donde. Entre cine y cine leo, y antes de entrar a la función de la que acabo de salir, estuve leyendo en la cola. Me fui antes porque la película era un bodrio y volví cuando me di cuenta de que me faltaba el libro. No estaba en la sala. Volveré a la noche a ver si alguien lo devolvió. Y aunque era usado, preguntaré en la librería marplatense donde lo compré si tienen otro ejemplar. Con el libro perdí un señalador bellísimo.
Ayer, por primera vez, fui sola a un boliche. Dos cervezas y bailar música electrónica como si nada. Pronto comencé a hablar con una chica que estaba en las mismas condiciones. Luego encontré a alguien conocido y también me acerqué. Cosas que de otro modo nunca hubiera hecho.
Dormir tres horas, o cuatro, o cinco pero entrecortado y levantarme para ir al cine. Recibir mails de amigos en el que cuentan que en un blog detestable hablan ridiculeces de mí y de mi estado emocional. En fin. Idiota. Si lees esto ya sabés quien sos. Pudrite. Pudrite por tu poca productividad. Por gastar energías en criticar a aquellos a quienes no conocés. Sos un espanto.
En medio de esa música, ayer, comprendí que la soledad, en parte, es que nadie te cuide. No recostarse en nadie con confianza. Y a veces, cuando te sentís cada vez más solo, es que también perdés confianza en alguien en quien antes podías descansar. Pasa algo así. Pero estoy tranquila.

jueves, marzo 16, 2006

 

Para antropólogos

The new world. Título pretencioso, ¿no? Mucho bla bla bla, porque el director es Malick, el de La delgada línea roja. Entrada gratis, un día de lluvia, no se desprecia. Pienso que probablemente me vaya antes. Dura más de dos horas y no me gustan las películas épicas. Pero me quedo. La trama es típica. Año 1600, ingleses buscan tierras para colonizarlas. Encuentran una isla, donde viven unos indios y ahí empiezan las luchas por la tierra y el amor, claro, entre el blanco y la india. Cuando intentan aprender cada uno palabras del lenguaje del otro, ella repite las que él le dice en inglés y él nunca pronuncia una palabra en el idioma nativo de ella. En fin. De esas hay varias. La película tiene voz en off, la voz en off de ella es en inglés. Ella luego es prisionera y se "civiliza", termina por ser una buena inglesa que muere joven.
Dos horas y cuarto, la película un desastre. A esta altura de las cosas se siguen haciendo películas así? Filmada en forma impecable, pero lo demás, nada. Mientras la veía pensaba en mi amiga Carito la antropóloga, y cómo nos hubiéramos reído.
Por lo demás, acá, poco. Películas y leer en el tiempo libre. Socialización casi cero. La gente conocida que encuentro casi no me interesa. Llueve en Mar del Plata y mi bronceado se erosiona con los días. Por suerte, en el piso trece tengo un balcón donde casi siempre hay sol.

miércoles, marzo 15, 2006

 

Aquí nos vemos

Cuando veraneo en una ciudad, casi siempre me pregunto cómo sería vivir allí y si en esa ciudad viviría. En Mar del Plata ni lo pienso. No me gusta. Es una ciudad que, me parece, está a medias en todo, menos en la grasa que chorrea. Tiene algo bizarro que es propio de este lugar. Pero no, no viviría en Mar del Plata.
Estoy por terminar un libro que habla de ciudades: Aquí nos vemos, de John Berger. Me gusta.
A la mañana, mientras desayunaba y leía, me acordé de A. Muchas veces pienso en A. Hoy lo extrañé. La magia de los celulares me dejó mandarle un mensaje y a los pocos minutos él respondió que justo hoy estaba leyendo el blog. A. nunca lee este blog. Y me alegró que lo hiciera. Cada amor tiene sus particularidades y no tiene mucho sentido pensar en términos de "este fue el más...". Por momentos caigo en eso, y pronto me refugio en otras cosas. Con A. éramos lindos. Pese a los veinte años de diferencia, o quizá por eso, nos amábamos como nos amábamos, sensuales casi todo el tiempo, compartiendo el mundo. Leyendo esta novela donde el protagonista se reúne y conversa con seres queridos que ya no están, de pronto pensé en A. leyendo del otro lado de la mesa. Caminando conmigo por estas calles, mirando películas junto a mí. Esos ojos verdes, su metro noventa, su barba. A veces extraño esa capacidad de amar que tenía, esa forma en que amé a A. Creo que enamorarse de alguien es tener donde depositar un cúmulo de ilusiones, es creer en el futuro. Ahora no tengo ningún tipo de ilusión en ningún lado. Es orfandad.
Voy al cine y lloro. La madre de John, el protagonista de la novela, dice: Pues fíjate, John, las películas hacen lo mismo. Te suben a algún sitio y luego te devuelven al lugar en el que estabas. Por eso, entre otras cosas, llora la gente en el cine.

martes, marzo 14, 2006

 

Se arrienda

Frente al Casino y al cine Auditorium, una chica, desde un auto grita que aquellos que atraviesan la plaza corriendo y luego cruzan la calle son ladrones:
--Son ladrones, agarrenlos, son ladrones!!!
La gente se detiene y mira. Me sorprende la potencia de esos gritos. Podrían escucharse a varias cuadras.

Son las seis de la tarde y salgo del cine. Alberto Fuguet, uno de los compiladores de la antología McOndo (1996, Mondadori y no sé si alguna editorial más) ahora dirige una película titulada "Se arrienda", en la que tematiza (¿vuelve a tematizar?) la relación entre arte y mercado, el paso del tiempo, los jóvenes de los ochenta y su adultez en el 2000. Un protagonista que 1989 estudiaba música y luego de pasar los noventa estudiando en Nueva York vuelve a Santiago de Chile para encontrar que entre sus amigos hippies hay un importante productor de música, otras varias ocupaciones y una chica que quedó totalmente fuera del sistema. Él se reencuentra con una antigua novia que pronto se casa, y que es un motivo más por los que él se siente fuera de todo.
Pasan los años y la exigencia de cumplir con ciertas pautas preestablecidas. Los sueños que los padres tienen sobre los hijos, los hijos de uno que no llegan, vivir los treinta y pico y la dureza de sentir que no se tiene nada.
Los que tienen, ¿son caretas? Algunos dicen "cambié" y el que no cambió se siente desvalido. O siente que no tiene nada. No puede hacer música y termina trabajando para el padre en una inmobiliaria. Pronto encuentra a una chica (ella, estudiante de Letras, lo encuentra a él) y la película se va cerrando. Pero sin resoluciones.
Ojalá se estrene en Buenos Aires. "Se arrienda" es una buena película.


lunes, marzo 13, 2006

 

Polonia

Justo ahora, que pienso en hablar con mi viejo para empezar a tramitar la nacionalidad polaca, y averiguar y hacer los trámites, veo una película (Molly´s way, alemana) que muestra lo poco amigables que son los polacos, la mala onda y la rigidez que hay en esas tierras. Algo que ya había escuchado alguna vez... Pero bueno, ¿hasta polaco se hace uno para tener acceso a la comunidad europea?
Me acordé de la película de Burman, El abrazo partido, la escena en que "él" (siempre Ariel Makaroff) tiene la entrevista en la embajada polaca.No sé, cosas que se le ocurren a una, acá en Mar del Plata, cuando la cabeza no puede parar y una piensa que lo mejor sería estar lejos, muy lejos, o quizá tirar al mar el celular...

 

Road Movie

Por ahora, lo mejor del festival es una película argentina, de 1928, road movie que relata el viaje de los Hermanos Stoessel (lo digo así pero no sé quienes son) desde Buenos Aires a Nueva York, en un Chevrolet, cuando aún no estaba terminada la Panamericana.
Con música en vivo de Alex Krygier, un guión alucinante y unos encuadres divinos, este espectáculo fue, por lejos, lo mejor que vi hasta ahora.
La mejor publicidad de autos que podría hacerse, se hizo en 1928 (ese auto se bancó carreteras, selvas y montañas). No es joda.
Un hallazgo.

domingo, marzo 12, 2006

 

Post en diez minutos

Como salga. En diez llega L. Hoy es día de playa. Por fin. Estoy en la sala de prensa, ya retiré mis entradas (para una peli argentina en la que trabajan unos conocidos, pero de la que no tengo idea ni me tienta especialmente, y para un homenaje a no sé quién con música de axel krygier en vivo) y en un rato colectivo al mar.
Cada día cambia la normativa de las entradas. Se puede hacer un pedido con un día de anticipación pero rara vez se cumple. Hoy, cuando me quejaba de eso en el mostrador, sacaron el sobrecito con mi nombre y me dieron una de las entradas que había pedido ayer. Finalmente la rechacé porque es por la tarde y prefiero quedarme en la playa... Y claro, hoy ya restringen las entradas a dos por persona, entonces tuve que elegir y preferí cubrir el horario de la noche, ese horario en el que si estás sola, la angustia se hace riesgo y la tranquilidad posibilidad. Así que hoy, espectáculo a las nueve y cena por mi cuenta. Mañana se viene un día agitado, tres películas a la mañana y alguna a la noche. Hoy dormí poco así que a la noche querré descansar (la tranquilidad como posibilidad).
Ayer, una película malísima y después fiesta en el Hermitage. Esa cosa de presentar acreditación y entrar después del horario en el que sólo entraban invitados especiales, esa avidez por querer estar (había más razones y no había otros planes en la ciudad), todos desesperados, antes comida gratis y bebida y yo no estuve pero supongo, como siempre en esos casos, más desesperación. A las cuatro y pico, un té en la única cafetería abierta cerca de la terminal y al hotel a dormir.

Amigos, pasaron siete minutos, pero antes de irme voy a intentar conseguir un café. Saludos. LM.

viernes, marzo 10, 2006

 

Cositas

Hoy llegó L. y está bueno. Ella calma mi ansiedad de tener planes todo el tiempo.
Me levanté temprano para ir a la primera función de prensa. La peli estuvo bien. A diferencia del año pasado, esta vez quiero estar más relajada y levantarme temprano sólo para las películas que me tienten.
Por suerte, hoy no crucé al equis. Igual la memoria es la memoria (uff, me puse tautológica). Con L. hablamos un montón, está bueno. Recordé planes ridículos, de hace un año, en este mismo lugar, y pienso ahora que eran sólo lindas ilusiones. Una pena, pienso que podría haber estado bueno y no dejo de exigirme superar esta situación para abocarme a otras. Pero no lo puedo controlar. Las cosas se toman su tiempo.
Mi mamá me escribió un mail en que dice que cuando estaba embarazada de mí pensaba que iba a ser la más feliz de todos mis hermanos “por las condiciones en que fuiste concebida” (no usa la palabra concebida, pero se refiere a eso, a la alegría con la que fui planeada) y que ahora se preocupa porque no me ve sonreir, que no sabe si es por los NOVIOS (y lo pone así en mayúsculas) o por qué. Le respondí que estoy bien, que hoy dieron los resultados de la beca proa y que no me salió. Que todo está bien, sólo que soy un poco desastre y que no sé bien cómo seguir. No creo haberla consolado demasiado.
Pienso también (hoy hablamos de eso) en la gente que no puede disfrutar de las cosas o que tiene una mala relación con el placer. A mí me gustan los pequeños disfrutes, sólo que a veces me pierdo en un delirio exitista que no sirve para nada.
Por otro lado, el clima del festival. La gente se amontona en la puerta del Hermitage para ver a los “famosos”. Hoy una chica me dijo “ay, vos podés entrar a todos lados”. Y no, no puedo, pero tampoco me interesa. La escapada de hoy a la playa lejana fue lo más sensato del día y espero darme aire en la vorágine festivalera para volver a ir con malla y los artículos que el mar necesita.
Hay colas en los cines y todo tipo de gente va a ver todo tipo de películas. Hay clima de aplauso. El corto institucional del festival que pasan antes de cualquier película es lo sufientemente sensiblero y “nacional” para levantar las palmas de los espectadores.
Miro la grilla de programación y pienso que algunas coproducciones incluyen tantos países que más que una película parece un grupo de los que componen el fixture del mundial:
Costa de Ivory, Burkina Faso, Francia, Suiza.

Leí en el suplemento de espectáculos de Clarín que la hija de Mick Jagger se reencontró con el hijo de John Lennon, con quien había salido un tiempo hace unos años. Pienso que D. y yo somos así, como hija de Jagger- hijo de Lennon, pero en otro orden de las cosas.

Estoy leyendo Aquí nos vemos, de John Berger:
Los lisboetas hablan con frecuencia de la saudade, un sentimiento que se suele traducir por el de nostalgia, lo que no es del todo correcto. La nostalgia implica una especie de comodidad, de indolencia, de las que Lisboa no ha disfrutado nunca. Viena es la capital de la nostalgia. Esta ciudad ha sido azotada por demasiados vientos para ser nostálgica. Y todavía la siguen azotando
.

jueves, marzo 09, 2006

 

Mar del plata

Anochece y hace frío en Mar del Plata. Debe haber empezado la ceremonia inaugural del Festival pero no estoy ahí porque no tengo invitación ni acreditación A (tengo acreditación pero es B).
A eso de las cinco de la tarde, cuando logré escapar de la locura de las acreditaciones, y de las posibilidades y restricciones del carnecito que puedo llevar colgado en el pecho, me relajé y me fui al cine. Ya vi una peli y ahora voy a ver otra.
Antes, llegar y almorzar. Ir a buscar la acreditación y pum encontrarme al equis y pensar qué mierda todo. Hola, hola, chau, chau y después quedarme tildada una hora en una plaza sin saber a dónde ir.
Recordar que en esta ciudad está una de mis librerías preferidas y recluirme allí un rato. Cuatro libros, cuarenta pesos y el humor un poco mejor.
Más tarde, un hombre de cincuenta años y unos ciento veinte kilos me invita a tomar un café. What?
No, gracias.

 

Yo amo a mi mami? Yo amo a mi revista

ya salió
el interpretador
nº 24

www.elinterpretador.net



miércoles, marzo 08, 2006

 

Pensamientos después de un bochazo

La chica ochonuncadiez ahora es una chica dos. Sí. Dos. Bloqueo y bochazo. Cuando uno por dentro sabe que no va a aprobar, que la cabeza es un quilombo, que estudié mucho pero que igual la energía era recontra negativa... no tiene sentido. En el colectivo de vuelta al barrio pensé un montón de cosas. Si fuera menos psicoanalizada estaría mejor. Ahora tengo que pensar por qué me pasó, por qué no pude exponer el tema, por qué me bloqueé y no respondí ninguna pregunta. Por qué, por qué, por qué. Y no quiero, me da fiaca. No es por el dos. Eso no importa. Es reflexionar sobre las razones. Es saber que hay ciertas cosas que no puedo sacarme de encima. Pienso en lo que no hice estos días. En los días de mis vacaciones que usé para estudiar. Odio esta materia y ahora parece que no voy a terminar nunca la carrera. Un pensamiento negativo trae otro y otro y otro. No termino la carrera, no quiero estudiar, qué quiero hacer, no sé qué quiero hacer, soy una mediocre total, ahora tengo un dos y el promedio arruinado. Nada me sale genial. Podría haber sido actriz y no fui. Podría ser una escritora buena y no lo soy. Podría ser crítica literaria o al menos una buena estudiante y tampoco. Voy picoteando de todos lados, construyendo una pelota hueca que sólo tiene lindos colores.
Pasan los años, me vuelvo más grande y todas las ilusiones se rompen como pedacitos de papel que el pueblo tira por las ventanas.
Todo es más o menos o malo e incluso lo que sale más o menos requiere un gran esfuerzo. No tengo ningún don. Como dice aquel poema...she´s perfectly ordinary.
Estoy agotada. No voy a llegar nunca a nada.
Espero (al menos, algún día) ser una buena madre.
(¿de dónde sale esto?).

martes, marzo 07, 2006

 
Vivir sola. Preparar un final. Preparar las vacaciones. Lavar la ropa. Preparar el tema. Repasar el resto. El baño roto. El baño arreglado. Los platos sucios. Después limpios. El calor. Depilarme. Estudiar. ¿Me duele la muela? El final. Mañana. Ansiedad. Ayer, angustia. Hoy, ¿qué?
Los veo mañana.

lunes, marzo 06, 2006

 

Empieza el jardín

Cambia la oficina por un locutorio. Estoy de vacaciones y rindo en dos días. Antes de llegar al bar donde estudio cuando me aburro de mi casa, hago un parada aquí para enviar unos mails y ver si hay algo en mi casilla.
Es lunes 6 de marzo y el paisaje urbano de pocos minutos antes de las nueve está cambiado: delantales a cuadrillé rojo/rosa o azul/celeste caminan y juegan con los perros de los paseadores, van de la mano de su mamá o de su papá, en el mejor de los casos en medio de los dos, dos colitas rubias, otra nena corre.
Ayer, en medio de mi fin de semana de estudio no tan claustrofóbico como tendría que haber sido, vinieron a visitarme mi hermana y Clara, que también empieza a ir al jardín, y que aprendió mi nombre como aprende a decir todas las palabras: separando intuitivamente en sílabas. Entonces: maaaa-iiiiiiii-naaaaaa. Morí de emoción. Cuando volvía a decirme maaaa, como hasta ayer, parecía recordar que ya podía decirme el nombre entero, y lo decía.
Además, descubrió que mi casa es la casa de la luna. A la tarde, aún cuando todavía es de día, la luna se ve por los ventanales y Clarita la saluda, con la mano y con la voz. Chauuu unaaaaa.
Nos despedimos y vuelvo a estudiar.
Lingüística el miércoles y el jueves, como sea, con cualquier nota en la libreta, partir hacia Mar del Plata.

viernes, marzo 03, 2006

 

Qué semanita...!

La semana termina con la eclosión del dolor de muela hoy a las seis de la mañana, esperar media hora el taxi mientras tormentaba para venir a lo de mis viejos a buscar un sinálgico, y en el viaje darme cuenta de que tengo que ir a la guardia, que es urgente, que ya no creo que sea la muela de juicio porque el dolor se volvió demasiado puntual y demasiado adelante.
Soy miedosa. En el taxi iba llorando. Predecir lo que efectivamente sucedió, sólo me angustiaba. Igual, lloraba por todo. Por ejemplo, yo, que no suelo tener problema con ninguno de mis ex, ayer, me enteré de que una de las chicas con las que sale mi ex equis es rubia y bien fea, lo cual por un lado me hizo sentir mejor, y por otro pienso qué desilusión o si me cambian por lo primero que aparece, una rubia rulosa fea (porque eso de que las rubias son todas lindas es un mito, las hay lindas, pero las hay feas, como todo) que vaticino ni siquiera debe ser muy interesante. Ok. Herida narcisista. Tengo odio encima. Un odio que no quiero tener más. Un dolor que ya no debería doler, porque pasó mucho tiempo, porque no quiero nada, porque no me interesa. Porque pasé y puedo pasar otras cosas hermosas en la sabanita suave. No sé. Quizá, después de todo esto, ya no me quiera nadie.
Entonces llego a la guardia con mi madre, y sí, tratamiento de conducto, ya. Si me dejan pensar quizá ni vuelvo así que me quedé y por suerte me atendió una médica divina que no dejaba de reirse por lo aparato que soy y que terminó felicitándome por portarme bien. Semejante grandulona.
No mucho más. Tengo que estudiar. Estoy agotada. Estoy horrible, cara pálida e hinchada y para colmo me pesé en la farmacia y tengo un kilo y medio más de lo que pensaba. Tengo que estudiar. Después irme a Mar del Plata. Rogar que no se me parta la muela (cuando vuelvas te tenés que poner una corona porque si mordés algo fuerte se te puede romper el diente) e intentar hacer delete en esta semana que por fin ya termina y de la cual sólo rescato un momento, un encuentro de paz (you know...).
Buen fin de semana.
LM

jueves, marzo 02, 2006

 

Edipo

Soñé que llamaba a mi analista (no soy de las que llaman a la analista, nunca. Soy más bien de las que NO llaman, por más que me esté muriendo, puedo llamar a mil amigas, pero nunca a la analista). Son días de descontrol. Encima me di cuenta de que mejor parar un poco con las pastillas y entonces me da miedo que se me caigan las tetas, que se apodere de mí un descontrol hormonal imparable, volverme irregular, indisponerme para siempre o no indisponerme nunca más. Quiero estar sola pero dudo de poder estarlo. Tengo que estudiar, pero siempre pasa algo, si no es que debo quedarme más horas en el trabajo, me pasa como ayer, un bar y dolor de muela, insoportable. Muela de juicio se extiende a dolor de cabeza y entonces, claro, ¿cómo estudiar? ¿cómo entender? La neurosis se apodera de mí, y eso que también puedo ser una chica sensata. Acuña de Figueroa y Corrientes. Lo intento, estudio, estoy concentrada, me festejo en silencio. Minutos después, la muela. Tendría que habérmela sacado hace tres años, pero no. La nena caprichosa, hija menor, miedosa y consentida, le pidió al dentista que parara porque no podía soportar el dolor de la anestesia. Todavía no había empezado la operación. El médico no paraba de hablar como maníaco sobre la guerra de Irak y los soldados muertos, yo miraba los instrumentos con que cortaría mis encías, cerraba los ojos y me echaba hacia atrás, hasta que cuando vi que tenía un cúter le dije, para, por favor pará, me tengo que ir. Y afuera Papá, vamos. No puedo.
Y así estoy. Ahora la muela me duele cada tanto, especialmente cuando estoy nerviosa. Entonces ayer, en el bar, cuando ya sabía que no podría seguir estudiando, cargué crédito en el celular y llamé a mi padre, médico él, siempre con sus remedios encima. Justo lo encontré y justo tenía tiempo. No soy de hablar mucho con mi papá. Cuando era chica, me daba miedo. En general peleamos, o no hablamos. Ayer se vino a donde yo estaba y con la excusa del dolor de muela tomamos un café y comimos un tostado. Hablamos bastante. Se despachó él diciendo cosas sobre mis chicos, cosas lindas de unos, cosas feas de otros. Me hizo reir. Sobre el que le gusta no quiso hablar demasiado bien, creo yo para no sembrar resistencia. Sobre el que habló mal, uff, nunca me imaginaba a mi papá hablando así. Fue divertido. Le descubrí los ojos verdes chiquitos y los vi parecidos a los de A. Pensé en ese parecido como la razón de mi Edipo, que me parece debe ser enorme. ¿Cómo se zafa de los Edipos? ¿O no es necesario? Porque de pronto, sin pelear, y hablando así como si nada, me empecé a emocionar y me dieron unas ganas de llorar que cómo explicar... Mi papá hablaba y yo pensaba cómo voy a hacer cuando se muera, quién me va a traer la pastillita para el dolor de muela al instante del llamado, quién va a hablar mal de los novios que me hacen llorar y bien de los que me cuidan, quién va a contar sus recuerdos del campo y las anécdotas del zeide y la bobe.
Le pregunté si leía el blog y me dijo que no, que si yo no se lo permitía no... Pero se reía, y sé que la dirección está guardada en la computadora de mis viejos. Si lee esto (aunque supongo que si alguien está atenta al blog es mi mamá más que mi papá), espero que sonrías y no te asustes, yo ya te avisé que no me hacía cargo.

miércoles, marzo 01, 2006

 

Un mal día

Ayer fue un día que debería olvidar. Día opresivo, de nudos, de llorar desde las nueve de la mañana, acá en la oficina, frente al monitor, o encerrada en el baño, o al teléfono, pero llorar y llorar y llorar, sí se por qué y no sé, por qué hago todo mal, por qué tan débil, de dónde saco la fuerza para decir no, cómo sostener las decisiones. No hice nada en todo el día. Por lo único que debía estar en el trabajo era porque a las dos de la tarde llegaban unas calcos que tenía que mandar a Uruguay para un evento que auspicia la organización. A las dos y media llamé al proveedor y me dijo que me las mandaba a las seis. No, yo a las cinco me voy, las necesito para armar todo. Ok, cinco menos cuarto están ahí.
Llegaron cinco menos diez. Yo estaba al teléfono, sí, llorando, y entonces las recibió mi compañera la diseñadora. Corté, me sequé una vez más los ojos y cuando las vi dudé. ¿Era esto lo que tenían que hacer? Me hice la boluda y fui al sexto piso para mostrarselas al Director: esto es una mierda, hay que cancelar el viaje a uruguay, explicame qué pasó, etc, etc, etc. Volví a mi compu a ver lo que había mandado a hacer. En el traspaso de JPG a Illustrator el archivo quedó con diferencias y yo mandé a imprimir algo sin el logo. Los que trabajamos con logos sabemos lo que importan (al mismo tiempo que no importan nada, pero el que pone el logo... vive por y para eso). Ok.
Lloro y qué pasa, cómo estás. Me equivoqué, soy una tarada, hago todo mal (y hacer todo mal implica no sólo el trabajo, implica mi vida, el estudio... todo). Hay que resolverlo. El director quería que nos quedáramos toda la noche reimprimiendo en las máquinas de acá. A las seis de la mañana tenía que estar todo listo. Me mando la cagada del siglo y mis compañeros se tienen que quedar por mi culpa toda la noche.
En el medio dudo de si ir a Mar del Plata o si mejor a otro lado. ¿A dónde voy? ¿Dónde quiero estar? Si quiero ir ahí, ¿lo voy a resignar por equis? ¿O mejor me tapo los ojos? ¿Cómo hago? Si equis no fuera, yo iría chocha de la vida. ¿Lo contrato a equis para que se vaya a filmar un video a Japón y que allá se enamore y no aparezca más? Tengo que resolver.
Proveedor al teléfono. Otro proveedor al teléfono. Mientras, se manda a comprar papel. Un imprentero de acá a una cuadra me dice que sí, que puede hacerlo en las próximas tres horas. Subo la propuesta. No es poco dinero, pero argumento que el margen de error es menor y que nadie se tiene que quedar trabajando. Me dicen que sí y que traiga una prueba.
Voy a la imprenta, imprimimos y la traigo. Queda bien. Seguí adelante. Ok.
Debería ir a Mar del Plata y ser fuerte. Evitar lo que quiera evitar y hacerme cargo de mis decisiones, de las pérdidas y las ganancias. Debería encerrarme en el cine cada momento en que no quiera ver el sol, ni a nadie. Debería tomarme un colectivo a una playa lejana cuando me aburra del cine. ¿Y si me voy al sur? No tengo plata. O debería hacer cuentas. ¿Pero voy a resignar?... No. La resignación también puede ser dependencia.
Espero en la oficina que llegue el papel para llevárselo al imprentero. Él no tenía suficiente para imprimir las 2500 calcos. Cuando me lo traen, llevo la valija que se va a uruguay para ya dejarla ahí y después mandarla con un taxi a la casa del chico que viaja. Camino a la imprenta, casi me atropella un auto. Vuelvo a llorar. Pasos después, piso mierda. ¿Voy a Mar del Plata? ¿A dónde voy? ¿Pisar mierda trae suerte? Ojalá hoy sea un día mejor.

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...viene a mojarse los pies a la luna...

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