Lolamaar

lunes, octubre 31, 2005

 

Zapping violento

La oficina encierra. Falta aire. La ventana es internet y a veces internet también agota. Por guardar y luego buscar algo para imprimir encuentro fotos que hoy no tendría que ver. Playa, besos, fiestas, verano, carpa, barco. Las paso rápido, pero las miro como dos o tres veces. Imprimo y sigo. En realidad porque me quedo con eso abro blogger y me pongo a escribir.
A la tarde, mundo bíblico y escribir un cuadernillo para familias carenciadas acerca de Jánuca. ¿Realmente piensan que familias con problemas varios y graves, muchas veces sin tener para comer, van a leer, disfrutar y aprender sobre Jánuca? Así es el asistencialismo judío. Aunque acá digan que no, que pasamos de asistencialismo a promoción social. Me resulta difícil (¿me interesa?) pensar por dónde pasa la identidad judía de un judío pobre, pero dudo de que pase por cuadernillos sobre festividades, con recetas de cocina y dibujos para pintar.
El viernes fuimos con S. a Espacio Plasma, a ver el ciclo de cortos Sístole/Diástole, diez cortometrajes sobre el amor, dividos en dos programas. Nos tocó diástole, y de los cinco cortos, sólo uno bueno. Pero no me acuerdo el nombre (S. ¿te acordás?). Más tarde, más cervezas y fiesta.
Sábado largo, reunión a la tarde y por la noche cena y videos. Entrevista a Sarlo por M. Pía López. Divertido ver eso con amigos, algo borrachos, con empanadas y muy poco aire intelectual. La entrevista estaba grabada en restos de tres cassetes. En el cambio de cassete a cassete, un zapping violento que mostraba a nosequé modeloconductora de programa casi en tetas, película erótica-francesa de the film zone, la promesa de rocky cuatro y otras cosas que ya no me acuerdo. Cuando algunos rumbearon a una fiesta, saludé a todos y me fui a dormir.
Ayer cené con A. A. vive en Neuquén y cada tanto (cada vez menos) viene por trabajo o algún trámite. Cenamos. Siempre es lindo verlo. "Elenco estable", digo yo. Es la gente que está. Que se reubica pero está. A. es recontra equis (como diría Dorr y su costicismo), pero también es un poco familia, y es amor, y es un abrazo que menos mal que me abraza cada tanto. A. es como un hogar, no tener que explicar nada, no tener que ajustar código porque es el código. A veces pienso que algunos amores son tan fuertes y determinantes como una lengua. A. es mi lengua nativa.

domingo, octubre 30, 2005

 

Vicio

Por miedo, y porque ya no queda nada, sólo hablamos para pelear.
Bombas de estruendo. Palabras de destrucción.
Necesito un silencio restaurador, justicia con el recuerdo.
Cicatrizar las heridas. Un poco de paz.

viernes, octubre 28, 2005

 

Turno tarde

Cansada de la normalidad, pero inquieta, por suerte inquieta, y harta de ser previsible, abandoné las obligaciones de la tarde (no fui a la facu, huí de la oficina) y me fui al Abasto: saqué entrada para el cine, me probé vestidos de fiesta y me comí una tarteleta de frutillas.
La peli, del festival de cine brasilero, estuvo bien. Basada en un cuento de Cortázar, con un personaje que se llamaba M. (sí, amigos, otra vez M., les juro que me rodean, y la chica de la peli que no dejaba de pronunciar su nombre, M. de aquí, M. de allá, y yo por favor M. dejame tranquila), una historia de amor difícil y yo que ya no quiero más historias difíciles de amor. Ver cómo se complican y nos complicamos. ¿Y para qué? ¿Es posible un amor simple que arda? Sé que sí. Lo mío funcionó siempre que pudo ser simple. Los enrosques y enroscados no son para mí.
Por ir sola pude dormir con impunidad todos los minutos que dormí, y disfrutar de las escenas que vi despierta. Me gusta dormirme en el cine. ¿Y qué? Entro en una especie de fusión, la película se mezcla con mi vida, siento que se relaja la espalda y ya está, veo unos sueños increíbles. Después me despierto y sigo mirando la película. Y está todo bien. Pasa muy seguido. Me costó peleas de pareja. Hoy no. Siesta cinematográfica. Espectacular.
A la salida, llamado de jefe y arreglar cuestiones por celular. Odio que el trabajo me deje sin crédito. Pero fui al cine y comí una tarteleta de frutillas, me probé vestidos de fiesta y zapatos taco alto.
Me gustó la decisión apresurada, la fuga de todas las obligaciones, lograr que por un momento no importe nada, y que mi yo misma me fuera, por fin y por un rato, suficiente.

 

Fuckin´ normalidad

Aburrida. Normal. La normalidad me parece lo peor. Prefiero la intensidad de la tristeza. Pero ¿la normalidad? ¿Todo bien pero bien porque no pasa nada? No. Malhumor por eso. Nada para contar. Trabaja y va a la facultad. Extraña a los amigos que no ve hace tiempo. Se hace algunos amigos nuevos y eso le parece bien pero le da un poco de miedo.
Los sueños son vertiginosos. Pero de largo aliento. Quisiera ser fuerte y cortar todo contacto con las personas que cortan contacto de a poco (ok, hablo de una sola persona). Tan miedosa que al minuto de pensar eso, un llamado. ¿Todo bien? Todo bien... etc, etc, etc. Una charla normal. Y pensar ok nene. Pasemos a otra cosa.
Me pondría un vestido de lentejuelas, los rulos al viento y unos tacos bien altos. Diosa. Diva divina.
El problema de mis pretenciones es que no sé caminar con tacos altos y me caigo a los diez metros.
Que no sé si tacos de diez centímetros o una carpa frente al lago. Que en cada polo extraño el otro.
Hoy a la mañana un correo inesperado. Pequeñas cosas alteran este orden demasiado ordenado. Planes para el fin de semana. Salida, fiesta, reuniones. Todo es un gran potencial. Pero lo mejor es no tener demasiada expectativa.
Pasa un compañero de trabajo, uno de esos que el martes me vieron borrachísima en un cumpleaños (¡eso no lo conté!), me pregunta cómo estoy. Nada. Aburrida. ¿Siempre adrenalina Lolamaar (me dice por mi apellido y me parece simpático)?. Sí, sí. Siempre.
Maldita exigente.

jueves, octubre 27, 2005

 

Paralelos

En un abrazo, al oído de ella, él dijo algo así:
__Al final nos mudamos los dos,
cada uno a su casa.
Podría haber dicho cada uno tiene su casa, o alguna otra cosa que comenzara en singular y no le hiciera recordar a ella (ohhh little susan) aquella fantasía de que en esta época prepararían juntos un lugar para los dos.
Entonces, volvieron a escuchar y repetir invitaciones y promesas de visitas.
Invitaciones y visitas que,
desdibujadas por la memoria,
borradas entre nuevas invitaciones y visitas
quedarán en el olvido
si es que logran olvidarse.

martes, octubre 25, 2005

 

Sur


En estos días sueño con viajes. Leo el último post de Flor y recuerdo el sur. Durante mucho tiempo, una vez por año, al menos, a la montaña. Caminar hacia los refugios. Largas caminatas de olores nuevos y aire fresco. Los lagos, las cabañas, el frío a la noche, el fueguito, los asados. Un cielo estrellado que no termina nunca.
El sur desintoxica. El viento del oeste limpia todo. A veces desnuda y expone a la intemperie. Los riesgos.
Llegar al sur es bajar del micro a la mañana (viajaba durante la noche) y chocarme con el aire seco. Ver el cielo casi siempre despejado y amplísimo. En Neuquen rodearme de la barda, esas franja de insulsas montañas bajas. Más al sur, enseguida los lagos y su azul increíble. En Traful, todo verde (qué hermoso Traful). Bariloche no me gusta mucho, salvo por su acceso a los mejores refugios. En todos lados, camino de ripio. El sur es mochila pesada, tierra y caminata. Es carpa y bolsa de dormir. Es un atardecer de todos colores. Olor a leña. Amor.
La gente tiene la piel curtida. Los hombres me parecen hermosos. Las mujeres son bien vaqueanas.
Siempre pensé que debía vivir seis meses en una gran ciudad y otros seis en una cabaña sureña. Ahora podría negociar ocho meses en la ciudad y un verano extendido, de cuatro meses, en el sur. Si pudiera tendría una cabaña perdida por ahí, con una compu poderosa que me permita escribir y comunicarme. La imagino con vista a un lago, y si tiene terracita mejor. Escribo y sonrío. Esta imaginación me satisface.

lunes, octubre 24, 2005

 

Elecciones, poesía y recital


Un domingo distinto. A la tarde votar. A la tardecita ir con mi amigo S. a escuchar una lectura de poesía en BrandonGayDay. Tenemos ganas de conocer el lugar y también de charlar un poco. A las siete ahí. El 92 a las siete menos diez y acordarme de A. Mandarle un mensaje: Hola A. ¿Cómo estás? ¿Tus cosas? Hoy voy a ver a Charly, cumple años y toca. No responde. Llego a la Casa Brandon. S. todavía no llegó. Doy una vuelta. Saludo a la poca gente que conozco y llega S. Compramos unas cervezas y nos sentamos en un sillón a conversar y mirar gente. Pocos minutos más tarde empieza la lectura. Estoy de costado. Frente a mí veo a una madre joven con su hijo de unos cuatro años. Son amigos o quizá familia de un tipo que después va a leer. El tipo es lindo y me imagino que quizá son una familia feliz. También pienso en cuando empiecen a nacer hijos entre mis amigos, y si los llevaremos a lecturas de poesía. El nene abraza a su mamá y pienso si alguna vez tendré un hijo que me abrace. Creo que prefiero varón. Creo que es una familia feliz pero después dudo de si el tipo es gay.
A. responde: Qué bueno ir a ver al personaje lindo ese. Yo ayer me mudé, en una casa ahora, con mucho para hacer. Lindo recibir tu mensaje. Te escribo en estos días. Besote.
A. se mudó con su novia nueva. Conmigo salió cuatro años y con la nueva va cinco meses. Me deprimo. Es cierto que teníamos unos mil kilómetros de distancia entre otras dificultades técnicas. Igual me deprimo. Lloro un poco. S. se da cuenta. Me abraza. Le muestro el mensaje. Entiende. Yo entiendo, me parece bien y todas esas cosas que son correctas, pero igual me deprimo. Termina la lectura y estoy un poco mejor.
Unos minutos de sociales y nos vamos por una pizza, cerveza y ver resultado de elecciones. Hablamos un poco de política y no nos ponemos de acuerdo. Charlamos de amor y no nos ponemos de acuerdo, creo, pero es un poco más divertido.
Me tomo el 24, al Gran Rex. Llego cinco minutos antes del horario del comienzo pero todavía las puertas están cerradas y la calle repleta de gente. Veo a mi primo menor. Me cae bien que esté ahí con sus quince años. Hay muchos padres, madres, hijos e hijas. Algunas parejas. Muchas amigas, hombres solos y algunos grupos de amigos.
Entramos varios minutos después de las doce y el recital arranca a la una. Empieza la banda. Increíble banda. No sé quiénes son, si los de siempre u otros. Me acuerdo de Epumer. Me gustaría que esté con su voz y su guitarra ahí. Los seis músicos suenan hermoso. Sale Charly. Delirio. Saco fotos y hago videítos (acabo de darme cuenta que la fuckin´ cámara graba sin sonido, entonces ¿para qué todo?). Estoy sola, una amiga en el piso de arriba, pero yo sola ahí y me gusta. Todos bailamos y cantamos.
En la Argentina post Cromagnon y Ley Antitabaco, las luces de encendedores son reemplazadas por destellos de cámaras digitales.
Pasan temas conocidos y nuevos. Hago un llamado. Le hago escuchar “Pasajera en trance”, pero creo que no se da cuenta de que es ese tema. Después M. vuelve con “Promesas sobre el bidet” (Por qué me tratas tan bien/ me tratas tan mal/ sabés que no aprendí a vivir./ A veces estoy tan bien/ estoy tan down/ calambres en el alma/ Cada cual tiene un trip en el bocho/ difícil que lleguemos a ponernos de acuerdo).
Palito Ortega y Luciana Salazar. Yo imaginaba que quizá Sabina, Calamaro, por qué no Fito, o Cerati. Pero no. Ortega y Salazar. Las tetas más grandes que vi en mi vida. Pensamiento envidioso: con esas tetas cualquier panza parece chata (porque en realidad me imagino con esas tetas, y claro, quedaría bien... ¿quedaría bien?). Ella se mueve al ritmo de Fanky. Nadie le da mucha bola. A Palito lo silbamos.Unos temas, intervalo, otros temas, intervalo y más temas hasta el final.
Pasadas las tres de la mañana, el cuerpo cansado. Taxi a casa y dormir. Sólo tendré cuatro horas de sueño.

domingo, octubre 23, 2005

 

Despedida y reflexiones

Ayer, despedida de soltera. Cuando tenía doce, algunos bar y bat mitzva de los amigos del club, a los quince las fiestas de quince, a los dieciocho el viaje Tapuz. Ahora empiezan los casamientos y todo lo de alrededor que incluye, como ayer, despedidas de soltera.
Yo no tuve bat mitzva. De la fiesta de quince, en casa, mejor no recordar nada. No fui al viaje Tapuz y no creo que tenga ni despedida de soltera ni fiesta de casamiento. No digo que no haya tenido doce, ni quince, que no haya viajado, y tampoco creo (por ahora me parece posible) que no me case algún día (aunque casarse, lo que se dice casarse...). Lo que pasa es que mi familia es rara. Me parece que tiene que ver con eso. No hay dinero invertido en fiestas, no hay tampoco (podría haber más) demasiado espíritu fiestero, y hay cierta cosa de llevar la contra a eso que "hace todo el mundo". Esa diferencia siempre me hizo sufrir un poco (yo también deseé ese tipo de fiestas) aunque después terminaba por cerrarme el modelo que me inculcaron.
Por suerte, para mi sociabilidad general, logré mejor relación que la que tiene mi familia con esas cosas que hace "todo el mundo".
Creo que con los años, a mi madre le hubiera gustado organizar un casamiento, pero fue tan buena educadora con sus hijos que ninguno se casó y a los que estuvieron o están hace años en pareja, nunca se les ocurrió pasar por registro civil, ceremonia religiosa (de cualquier tipo) y menos que menos por una fiesta de celebración. Para los que quisieron (¿mi hermana quizá?) la historia se les presentó tan compleja que no pudieron pasar por esa instancia.
La despedida estuvo buena. Salió bien porque mi amiga estaba muy predispuesta. La verdad es que a mí un evento de quince mujeres a las que casi no conozco, mucho no me tentaba. Hubo poco alcohol, como suponía, pero igual nos divertimos. Lo mejor fue verla en Canning y Corrientes, con muy poca ropa, limpiando vidrios de autos y colectivos. Creo que si alguien me lo contara diría que no tiene mucho sentido. Quizá no lo tenga. Pero me divertí. Ella, la verdad, estaba tan contenta, que no había en su cuerpo ningún rasgo de sumisión sino todo disfrute. ¿Será que el que se casa está más allá de todo? ¿Si te casás es porque estás tan jugada que podés llegar a hacer cualquier cosa? No sé. Estoy lejos de eso, y el casamiento (ya conté los antecedentes) no me significa gran cosa.
Quizá algún día sí tenga mi fiesta de casamiento y algún amigo o amiga venga con esto impreso a decirme: mirá lo que escribías a los veintitrés. La verdad, no creo, pero por suerte del futuro no sé nada.

viernes, octubre 21, 2005

 

¿Alguien va...?

¿al cumple de Charly en el Gran Rex el domingo a la noche?

 

La marca de la casa

Ayer fui con mi hermana y Clarita (sobrina) al departamento de la bobe (ella murió en el 2001 y desde entonces su casa está vacía, de poco sacaron los muebles, papeles y libros, pero el departamento nunca se vendió). Fuimos porque nos traían una mesa y cuatro sillas que mi hermana presta para mi próxima casa. Como todavía el lugar está ocupado, las tuvimos que guardar en el departamento de la bobe.

La bobe y el zeide llegaron a Entre Ríos en 1937. Juntos (maestra e ingeniero agrónomo) fundaron la colonia de Domínguez. Mi abuelo, además, era escritor. Hablaban yiddisch, eran comunistas. Años más tarde, en Buenos Aires, fundaron la escuela Peretz y fueron parte de la primera comisión directiva del Icuf, donde cada uno militó hasta morir.
Mis abuelos siempre muy serios. Admirables, sí, pero serios. Yo dormía en casa de la bobe todos los sábados (el zeide murió cuando yo era muy chica y casi no lo recuerdo). Ella leía todo el tiempo. Hablaba poco. Con los años casi no escuchaba. Miraba como si mirara otra cosa. Miraba para adentro y pensaba. En su historia, la familia que no vio más, la guerra y los muertos. Los vivos, en Brasil, Estados Unidos e Israel (la vertiente sionista de la familia, y ahí intensas peleas políticas).
Como esta historia, muchas. Es el trayecto de muchas familias que vinieron de Europa huyendo de la guerra. En la generación de mi padre y su hermana hubo mucho silencio. Y en la mía, entonces, poca información. Cuando me empezó a interesar el asunto, la Bobe ya no escuchaba y poco tiempo después murió. Mi hermana la disfrutó y la escuchó más. A mí me parecía gris, me costaba acercarme. Tengo conmigo una serie de cuadernos que escribió como pudo durante los últimos años de su vida. Debería transcribirlos, son de verdad interesantes y conmovedores, aunque necesitan un tiempo de edición importante.
Cuando yo estaba en quinto año tuve una revista (por donde anduve, siempre una revista). Estaba buena. Éramos pocos y la hacíamos en papel, la págabamos y distribuíamos mil números por calle Corrientes. Se llamaba NS/NC. Y un día se la mostré a la Bobe. Ella me miró seria, cuando habló me marcó todo lo que estaba mal, y recién después de unos minutos dijo “bueno, está más o menos bien”. La bobe era implacable. Es la primera vez que pienso en ella, desde muerta, sin idealizarla. Era genial, pero era difícil. Yo, la menor muy menor en la familia, me topé con ella ya bastante anciana. Y pensativa. Y para adentro.

Ayer, Clara en el cochecito, el departamento vacío, mi hermana, recuerdos y yo.

Mi hermana dijo: “¿Sabés cuál es la marca de esta casa? Cerrá los ojos.”
Cerré.
Ella rozó sus pies contra el piso, dio unos pasos.
Y yo escuché el chancleteo de la Bobe, lento, rítmico. La marca de la casa.

jueves, octubre 20, 2005

 

Diagnósticos

Ayer, cuando decidí que pese a estar triste no iba a perder todo el día (alrededor de las tres de la tarde, un poco lentas mis decisiones, ¿no?) , me cargué la mochila de libros (los que quería leer y el que debía leer) y me fui a un café cerca de casa. Siempre pruebo con los cafés del boulevard Charcas, pero nunca estoy más de media hora: las chicas que toman sol y los hombres y mujeres que pasean al perro al final me molestan, y al aire libre no puedo leer. Así que esta vez intenté otra cosa y me fui a un bar nuevo, frente a la plaza Guadalupe, con muchas ventanas, luz y música linda. Me tomé un café helado (el Iced Capuccino de Nueva York que ayer sirvió para reconciliarme con la idea de soledad y recuperar algo de ese "extrañamiento" de viaje), me puse a leer un ensayo sobre "intimidad" que nos llegó a el intepretador y unos libros ad hoc sobre el mismo tema (kristeva, barthes, esa bibliografía básica de cualquier chica de letras que está triste).
La tristeza no pasó. Pero al menos no me quedé encerrada. Mi analista me carga porque yo estoy atenta a cualquier tipo de conducta para hacerme el autodiagnóstico (hija de psicoanalistas, qué se le va a hacer): si estuviera triste y me quedara encerrada en casa, durmiendo todo el día, me autodeterminaría "depresión". Y eso no. Me quedo con los síntomas pero nunca con los nombres de las enfermedades que escuché desde siempre nombrar en la mesa de mi hogar dulce hogar. Una cosa es ser "ansiosa" y querer tener "todo bajo control", y otra es tener un "trastorno obsesivo compulsivo". Todas estas cosas me sirven de rescate. Cuando creo que estoy por caer en tal o cual diagnóstico, hago un pequeño movimiento para correrme de ahí.
Habrá algo más obsesivo que esto, ¿finalmente?
PD (agregado post publicación -meta blog? je-): releo esto y me parece de tono bastante snob. personaje odioso: boulevard charcas, iced cappucino, psicoanálisis, chica de letras. Una combinación a la que sin duda le falta un poco de barro.

miércoles, octubre 19, 2005

 

Instrumental

De pronto, todo en la ciudad y en la piel se vuelve extraño. Los deseos se dispersan y pierdo identidad.
Ayer, la luna. Maldigo la noche de esa fiesta en que la luna llena se volvió triste.
Hoy es como un tema instrumental. Podría ser cualquiera de Beyond the missouri sky, ese disco divino de Pat Metheny y Charlie Haden. Quizá no cualquiera. Hoy es el tema seis (The moon is a Harsh Mistress), el once (Cinema Paradiso Love theme) o el trece (Spiritual).
Todas canciones como para llorar un rato.
Un disco que regaló A., pasó por M. y volvió a mí hace unos días.

Tengo ganas de acurrucarme abrazada a mi pasado. Y que por un rato me acaricie la nuca.

martes, octubre 18, 2005

 

Palabras un día de sol

Dormir un poco más. Descansar profundo unas ocho horas. Creo que no duermo bien hace cinco noches. Hoy, feríado en la Organización porque es fiesta judía (Sucot, no muy importante, pero feríado igual), así que dormir un poco más y después salir con mi madre a mirar vestidos: en dos semanas tengo un casamiento y en dos meses tengo otro.
Creo que no me gusta mucho mirar vestidos. Creo que no me gusta mucho mirar vestidos con mi madre. Sirvió como primer acercamiento al panorama: me va a costar encontrar algo que me guste y va a salir muy caro. Los zapatos, siempre un problema, y como siempre, pediré prestados una vez que ya tenga el vestido.
Por lo demás, otro tema, estoy cansada de ponerme sensible con algunas personas que se ponen sensibles a veces, porque entonces me lo creo y cuando me pongo a tono, zas, esas personas ya están hechas cubito y yo me quedo desubicada.
Un compañero de trabajo, bastante religioso él, me explicó que con estas fiestas empieza la "época de la alegría". Le pedí por mail que me explicara un poco más y dijo: Se dice que la alegría de Sucot sirve para todo el año. Esta dicho que se junta la alegría en “baldes”.
Yo espero que me lleguen los baldazos. Y que la alegría arda.
Quizá la de hoy sea una buena noche.

lunes, octubre 17, 2005

 

Metablog

Algunos hacen blogs meta blogs y aunque por momentos me parece demasiado, en esta mañana me cuestiono un montón de cosas acerca de qué escribo, por qué escribo y los usos de este blog y el blog en general.
Espacio de libertad total.
¿Pero es posible? Si hay un montón de personas para las que no soy anónima (cada vez menos porque justamente hago un cruce con la vida "real" todo el tiempo), cómo evitar mediaciones que coartan, sería necesario evitarlas, o mejor me dedico (sólo) a la ficción y entonces a otro tema.
No estoy segura de nada, me gusta el intento experimento, porque en un punto es comprometido, porque me obliga a incomodarme y acomodarme todo el tiempo. En esta mañana de muchas dudas bloggeras, justo cuando me cuestiono todo esto, aparece un post en "En busca del Costicismo perdido", el miedo a escribir tan "al natu", en el que me hago eco y me hace sentir no sé si más tranquila pero al menos no tan sola. Grazzie.

domingo, octubre 16, 2005

 

Expresso 48hs (la voz)

Un sábado que duró 23 hs. A las 6.30 levantarme y estudiar últimas horas antes de parcial. Que por fin la ciencia ficción se vuelva lingüística y lograr entender al menos algo de lo que voy a tener que hablar poco tiempo más tarde. Rendir y creer que salió más o menos bien. Por la tarde, post parcial, post tensión y con mucho hambre, reunión. A la noche cine. Fiesta. Dormir recién a las 6 del domingo, hasta las 12 y feliz día má, bañarme rápido, restaurant con familia, pasar por casa, imprimir y leer en voz alta, dando vueltas por la cocina, algunos nervios, un mate y partir hacia encuentro de el interpretador.
Entre cruces, miradas y nervios, el encuentro, como siempre, salió bien. Ajustes de último momento, organización desorganizada, amigos, gente nueva y clima. Lo difícil de unir caras desconocidas con nombres leídos. Quién será quién. Ni siquiera conocemos las caras de algunos escritores invitados. De a poco se arma. Y empieza.
Apariciones, nuevos cruces y más miradas.
El momento más relajado es el de la lectura misma. El instante. Bajo la luz con micrófono que apunta y da miedo, texto sobre la mesa. Que por un momento nada más importe, al tiempo de que todo importa mucho y cobra distintas significaciones, me tranquiliza. Despliego el texto y me despliego. La adrenalina tapa nervios. Los años de teatro (o lo que sea que es) hacen lo suyo sin premeditación y me sumerjo en la voz que narra y entonces soy una niña, que aunque no está a salvo puede creer que sí, que puede mirar con ojos propios eso que pasa y parece complejo. Escucho mi voz y me parece aniñada. Pero no importa. Más que leer me gusta contar el cuento. Ella habla.
Los demás textos (hasta el momento y me parecerá después con los posteriores) me parecen tan adultos que me da un poco de vergüenza pero al mismo tiempo no me importa y entonces la sensación es rara. No me importa porque lo disfruto. Mi voz aniñada es la voz que tengo ahora, es la voz (o es una de las voces) por donde pueden salir emociones y relatos. Es una mirada no tan inocente como parece. Es entender la complejidad de otro modo. A veces esa voz me rescata. Hoy me sumerje y me protege. Siempre me emociona, como si conectara directo con algo adentro que no sé bien que es ni de dónde sale. Intento que no me de vergüenza, porque el mejor y más justo gesto que puedo tener con esa voz es la reconciliación que se merece con la casi o a veces adulta que escribe y piensa como escribe y piensa y que soy yo.

viernes, octubre 14, 2005

 

Domingo: Encuentro de Lecturas


Domingo 16 de octubre
18 hs.
III Encuentro de Lecturas
el interpretador
Dirección: Estados Unidos 308
San Telmo, Capital Federal
Imagen: M. Turnes

jueves, octubre 13, 2005

 

Duelos

Ir a la facultad. Comprar apuntes. Compartir un lindo café. Buen ánimo y sin razones para que caiga. Subir al colectivo de vuelta. Empieza a caer. Digo no, no, no hay por qué, si... Hay por qué, ¿te creés que todo es tan fácil? ¿Que los cambios pasan sin dejar huella? ¿Que de pronto das vuelta la hoja y lo que estaba ya es parte del pasado? Que sea parte del pasado duele. Duele. Duele. Sigo cayendo. Pasado presente alternancia. Digo no pero caigo. No tengo razones si... Sí, por eso mismo que creés no te da razones tenés razones. Dar vuelta la página. Algo queda atrás. Y la incertidumbre. ¿Y si nunca más...? Sabés que sí. Que alguna vez. Que no será quien creías que iba a ser. Y no es la primera vez. Es la segunda. Y duele. Mierda. Sangra. Y estabas bárbara. Reías con amigos. Sin embargo en el viaje en colectivo caer, caer y caer. Acá escribo desde el piso, y como "she´s perfectly ordinary", recuerda esto y reconoce en sí misma figuras, cuestiones típicas, pero igual duele, por más ordinaria, por más que a todos nos pase lo mismo, una y otra vez, y ya no sea con quien creías que iba a ser.
* * *
"En el duelo real, es la "prueba de realidad" lo que me muestra que el objeto amado ha cesado de existir. En el duelo amoroso, el objeto no está ni muerto ni distante. Soy yo quien decido que su imagen debe morir (y esta muerte llegaría tal vez a escondérsela). Durante el tiempo de este duelo extraño, me será necesario sufrir dos desdichas contrarias: sufrir porque el otro esté presente (sin cesar, a pesar suyo, de herirme) y entristecerme porque esté muerto (tanto, al menos, como lo amaba). Así, me angustio (viejo hábito) por una llamada telefónica que no llega, pero debo decirme que ese silencio, de todas maneras, es inconsecuente, puesto que he decidido despreocuparme: pertenece solamente a la imagen amorosa de tener quien me telefonee..."
"¿Cómo terminar un amor? -- ¿Cómo, entonces termina? En suma, nadie --salvo los otros-- sabe nunca nada de eso (...) El amor que ha terminado se aleja hacia otro mundo a la manera de un navío espacial que cesa de parpadear (...). El otro no desaparece jamás cuándo y cómo se lo espera."
Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso.

 

La Giralda (grasa para las chichis)

Foto: A.P
(Gracias a Molina que inspiró este post con su relato sobre la Giralda).

1998. Yo tenía 16 años y estaba enamorada de L., que no me daba bolilla pero que a veces me invitaba un café. Él fue el primero en llevarme a La Giralda. Desde entonces yo empecé a ir con frecuencia (mi colegio quedaba a cinco cuadras) a leer allí.
En el 2000, un sábado, tuve un encuentro clandestino con A., a las ocho y media de la mañana. Era verano y la ciudad ardía. Un rato después se largó una tormenta. Recuerdo que yo llevaba puesta una musculosa blanca y una pollera roja con flores también blancas. Desayunamos (las medialunas son feas). La mesa, angostísima, dejaba que nuestras piernas se tocaran y sembraran el deseo que minutos después sería la decisión de ir a un hotel. Yo no me animaba a decirlo y pedía por dentro que él lo propusiese. Después de un rato de conversación, cuando él empezó la frase yo lo interrumpí, sí vamos.
Una vez, por esos años, yo no tenía monedas para dejar propina. Siempre me atendía el mismo mozo, me saludaba simpático y a mí me daba mucha vergüenza irme sin dejarle nada. Yo fui camarera sólo una noche, que me valió de experiencia para no irme nunca sin dejar algo. No tenía monedas, pero sí birome y papel. Arranqué una hoja de cuaderno y le dejé una notita de disculpas al mozo, con la promesa de que la próxima dejaría doble. Así fue, y el mozo entonces empezó a ser aún más simpático conmigo.
En mayo del año pasado fui con M. Habíamos ido a ver Roma, de Aristarain, al Tita Merello. Era un feríado, 25 de mayo, creo que martes (soy tan detallista con la memoria). Nos conocíamos hacía muy poco, creo que esa fue la primera o a lo sumo la segunda película que vimos juntos. Cuando salimos del cine llovía a cántaros. ¿A dónde vamos? ¿Conocés La Giralda? El nunca había ido y yo me sentía orgullosa de llevarlo ahí. Las mesas, como siempre angostas, favorecieron el momento. No me acuerdo qué tomamos, pero sí que tuvimos una conversación larga, típica de cuando dos personas empiezan a conocerse.
Después, mismo colectivo que pasaba por mi casa y llegaba hasta la suya. Lo pidió, lo dudé, pero al final me bajé en mi esquina.
Hace mucho que no voy a La Giralda, creo que desde ese encuentro con M. Quizá alguna vez más, una cerveza. Me parece pero no recuerdo. Cada vez que paso por ahí (el sábado pasado fue la última vez) miro por la ventana y por la puerta, a ver si encuentro a alguien conocido. Están esas mesas, siempre hay gente. La luz blanca distancia todo, la escena metida en una caja de sueño. Miro a la mujer que lee, a esos dos hombres que conversan entusiasmados, a la chica que mira al chico mientras él habla.
Historias particulares sin importancia que seguro encierran buenos relatos.

martes, octubre 11, 2005

 

Lime total

A las once de la noche leer esto (con paciencia leanlo rápido):

"Un segundo nivel de interfaz, un segundo momento de contacto se da en la estructura de superficie (ES). Para que la estructura profunda se proyecte sobre la de superficie, se aplica la única transformación que sobrevive de Aspectos: muévase alfa. Es decir, la única que sobrevive es la transformación de movimiento. La estructura de superficie es leída en otros dos momentos de encuentro, otras dos interfaces (...). Se trata siempre de garantizar esa ceguera mutua entre lo conceptual y lo fónico."

más que ayudarme a entender a Chomsky me hace imaginar a dos tipos morochos sudacas en una nave espacial apretando botoncitos:
-- Esto no va!
-- Muevase alfa.
--Tenemos que garantizar la ceguera mutua.
--Encuentro de interfaces.
--Aplico pero no. Conceptual y fónico en direcciones opuestas.
--Chispas!
--Nos vamos a la mierda.
--Sí, nos vamos a estrellar.
El morocho de la izquierda mira a la cámara testigo de la misión y le manda un beso a su madre (su novia cree que es para ella, pero él ya la olvidó porque la chica sólo era parte de la estructura de superficie, mientras que la madre pertenece a la estructura profunda). Cuando el morocho de la derecha quiere hacer lo mismo, se corta la transmisión. El cohete se estrella contra un meteorito como yo me voy a estrellar el sábado contra las preguntas de lingüística que no sabré contestar.

Buenas noches, disculpen lo bajo de este post. Algunos lectores sabrán entender. Espero se solidaricen con la (mi) causa.

 

Buenos días

Pasaron buenos días. No puedo decir que "me la banqué sola", pero tampoco hay por qué encontrar un mérito en "bancársela sola" si a uno no le gusta estar solo. Igual tengo como cierta cosa sufriente (innecesaria) de que si me la banco sola es mejor (sufro pero ahhhh me la banco, qué bueno -qué tonta-). Y como no me la banco sumo una frustración a las ya tantas.
Otra de mis yoes que llevo dentro dice "ay nena..." y elige tomar como mérito el ponerse en movimiento para buscar lo que deseo, y entonces, lograr hacer cosas y acompañarme por la gente que elijo. Porque además, y no es menos importante, mis compañías son buenas.
Es decir. Buenos días. Eventos varios, actividades y salidas. También vale contar (porque entonces un poquito "me la banqué") la tarde de domingo entre cucharones y apuntes y este feríado entre sobrina, salida y también un par de horas de apuntes y soledad.
Es decir. Sano mix. Puedo sola porque no estoy tan sola. Y al fin creo que ahí está la hendija por donde entra luz.

domingo, octubre 09, 2005

 

Patético y genial


 

En pijamas

Tres de la tarde. Todavía en pijamas. Sola en casa, mis padres fueron a comer a quinta de unos amigos.
Levantarme a las doce, después de una buena noche (fui a al teatro, "La resistible ascensión de Arturo Ui", Brecht en el San Martín. Adoro a Brecht, es tan tan tan genial, divertido, irónico, profundo, de una precisión implacable. Recomiendo.).
Lecturas para el próximo número de el interpretador, organización del encuentro de estudiantes de letras (leer ponencias), cocinar una torta al ritmo de lennon en rock and pop y mi voz hapinessssssss is a warm gun, bang bang chochooseeee. Debo ser graciosa con la batidora en mano, el pijama, pelo revuelto y cantando contenta. Ahora calentar unos fideos, almorzar con el diario y después una ducha y (sí o sí) ponerme a estudiar.
No está mal este domingo. Soledad tranquila. Tengo ganas de seguir cantando. You made a fool of everyone, Sexy Sadieeeeeee.

sábado, octubre 08, 2005

 

Y vamos por el 19


Ya salió el interpretador 19.
Y el 16/10 se viene el tercer encuentro de lecturas
(en la semana daremos más información).
www.elinterpretador.net

viernes, octubre 07, 2005

 

Parcial presencial

Pasó un parcial. Uno más. Presencial.
Horas antes, frente a la facultad, café, apuntes, comentarios y cruces con amigos, amigas, compañeros. Tensión.
Momentos en los que pienso que me gusta estudiar. Que los parciales son una mierda. Pero que si no están yo no me junto a hablar y a leer con otros y que sí, eso me gusta.
Esas dos horas, también. Ridículo. La combinación de consignas es espantosa. Víctima de la estrategia de quienes armaron el parcial tengo que contestar justo esos puntos en los que estoy más floja (una de las posibilidades es anulada por no haber leído el texto -nadie sabía que se tomaba ese texto! alguien sí, ese amigo mío que conversa por los pasillos y siempre tiene la última noticia del claustro-). Contesto. Me pongo a armar. Me sorprendo por el entrenamiento que logré para unir cabos donde no veo nada, para encender una linterna cuando todo es oscuro. Armo y desarmo. Leo ahí mismo y me pongo a escribir. Supongo que el nivel es mediocre, pero igual me sorprendo. Invento categorías y le pego con efusividad a un crítico que no me gustó nada.
Escribir a mano dos horas. Sólo sucede en parcial presencial. Sólo sucede, como promedio y como mucho, una vez por cuatrimestre. Terminar agotada. De buen humor (mucho mejor que a la mañana). Caminar, una noche fría para ser primavera, unas cuadras hasta Primera Junta. Somos cuatro, merecemos empanadas y cerveza, vamos por eso, y qué rico, cerveza fría, empanadas y charlas.
Celulares que suenan y no suenan, planes de fin de semana, amores que van y vienen, deseos y proyectos. Con variantes, los temas, para todos, son más o menos los mismos.

 

Por qué queremos tanto a Spinetta

Quedándote o yéndote

Y deberás plantar
y ver así a la flor nacer
y deberás crear
si quieres ver a tu tierra en paz

el sol empuja con su luz
el cielo brilla renovando la vida
y deberás amar
amar, amar hasta morir

y deberás crecer
sabiendo reír y llorar
la lluvia borra la maldad
y lava todas las heridas de tu alma

de tí saldrá la luz
tan sólo así serás feliz
y deberás luchar
si quieres descubrir la fe

la lluvia borra la maldad
y lava todas las heridas de tu alma
este agua lleva en sí
la fuerza del fuego

la voz que responde por tí
por mí... y esto será siempre así
quedándote o yéndote.

* * *

Ella también

Ella también se cansó de este sol
viene a mojarse los pies a la luna
cuando se cansa de tanto querer
ella es tan clara que ya no es ninguna

sube a las hojas y cae hasta el mar
cómo es que puedo tocarle las manos
de dónde vienen quienes al nacer
llueven y llueven y en ella se juntan

yo me recuesto y ella en el final
viene a dormirme movida de estrellas
viene a dormirme movida de estrellas.

* * *

Correr frente a tí

No me dejes como un reloj
que ya no marcará los momentos sin ti
Si es que duele el amanecer
pues yo me esconderé y aun así sabré que hay cielo

Correr frente a tí es un deporte que yo hago en silencio
Correr frente a tí es el deporte que yo curto en secreto

No me leas como un cartel
en un diario de ayer que ya no dice absolutamente nada
Si es que viene el anochecer pues yo me aislaré
y aun así seré una estrella

Correr frente a tí es un deporte que yo hago en silencio
Correr frente a tí es un deporte que curto en secreto
Correr frente a tí es un deporte que curto en silencio, mi vida...

Ya no tiene sentido ignorar los momentos de la vida que pasan
Ya no tiene remedio la agonía de sentir que pierdo tu amor ahora, justo ahora.

jueves, octubre 06, 2005

 

Maldito día

¿Cómo es que hay días en que todo lo que hago está mal?
¿y que todo me devuelve una pésima imagen de mí misma?
¿cómo puede ser que me vienen a buscar y estoy pero si busco no encuentro nada?
uf, todo lo que tengo que replantearme, amigos.

 

Aburrimiento y ganas

Me aburro, me aburro y me aburro. Me ensaño en el aburrimiento y quiero que me pasen muchas cosas, cosas nuevas porque me aburro y no me gusta, y tengo un parcial, además estoy en la oficina, no me gusta nada, quiero salir, quiero que me pasen cosas, sentir cosas nuevas, o las mismas pero otra vez, quiero pajaritos y mariposas, quiero parque interminable o estar en el mar, quiero que me quieran y me hagan muchos mimos, un abrazo y muchos besos, hay días que son así, días que tengo esas ganas.

miércoles, octubre 05, 2005

 

Despedida de soltera

Mañana en casa. Feríado en la Organización por Rosh Hashaná y día libre para estudiar y preparar el parcial de mañana. Café, vaso de agua, Spinetta de fondo.
En dos semanas tengo una despedida de soltera. La homenajeada es una amiga con la que no comparto otras amigas, por lo que no conozco a ninguna de las chicas que van al evento mas no sea por haber compartido algún que otro cumpleaños de la amiga en común.
Una de las consignas es contar una anécdota sexual. Me lo dijeron en estos días, por teléfono, así que supongo que debo pensar antes. ¿Qué contar? No son mis amigas. En todo caso eso no importa. En el blog, por ejemplo, me es fácil contar porque nadie me conoce. Pero tampoco ando dando la cara o contando tal o cual cosa (aunque sí bastante, ¿no?). Además, para que un simple encuentro sexual tome el estatuto de "anécdota" es que algo "especial" tiene que haber sucedido.
Me pongo a pensar y es gracioso. Algunos acompañantes no tardan en tener mejor performance que otros. Supongo que es así. Me pregunto si debo apuntar a algo bien hot (¿qué es bien hot?), a algo gracioso por lo fuera de lo común (¿qué sería? ¿tengo en mi haber?) o a algo más o menos habitual que gane por mi capacidad de relato (apuesto a que esto es lo que va a a pasar).
Amigos, amigas, lectores: acepto sugerencias!!! Sino, para qué este post.
Gracias
LM
PD: siempre queda la posibilidad (también favorecida por mi capacidad de contar) de inventar una nueva, y ya que estoy podría dar por cumplida alguna de mis fantasías...

martes, octubre 04, 2005

 

Y la nena se puso lúcida...

Leo un comentario al post anterior en rechazo a los asuntos religiosos. En la misma línea, el viernes pasado, un amigo me preguntó en qué sentido me sentía judía, y en esos mismos días, otro amigo hizo una pregunta similar.
No soy espiritual, no creo en nada, no soy una mujer de fe y a veces sufro por eso (lo bien que vendría a veces poder creer en algo). Sin embargo hay costumbres, códigos y emociones que se llevan dentro y que son una marca. Como la pasta de los domingos para algunas familias italianas, como cualquier costumbre o rito que se lleve adelante en cualquier comunidad. Yo no cumplo con casi nada. No me interesa. Suelo participar de lo que me invitan y pocas veces genero algo. A veces me lo cuestiono. Lo pienso seguido. Un año, poco después de la muerte de mi abuela, fui la única que dijo unas palabras en la mesa, tomando la posta que ella había dejado. Me mueve eso, el rito, la historia, cierta tradición que no responde a ninguna norma escrita en ningún lugar.
Hoy tocó con la familia materna. Familia árabe, comida riquísima. La comida es importante. No por nada todos los presentes que habían visto la película "La sal de la vida" la habían disfrutado mucho y se habían emocionado tanto. A mí me gustó, pero no me pareció gran cosa. La comida es importante. Es uno de esos rituales. Niños envueltos, cebollitas rellenas, maude, bame, siempre fuentes de arroz y muchas veces (pero hoy no, qué lástima) esa picada con lajmayin, boios, muerras, kipe y sembuzak. En cualquier ámbito cualquiera de esos aromas y sabores me haría sentir como en casa.
Mi familia no es una gran familia. Las diferencias son muchas, las profesiones, estilos de vida, miradas del mundo y opiniones son demasiado distintas. Compartimos el juntarnos en estas ocasiones y disfrutar de esos placeres con la misma intensidad, las peleas sobre política, comentarios sobre fútbol y alguna que otra cosa que depende de la ocasión. El entramado deja ver algunas relaciones más profundas. Entre la masa están mis primos preferidos y los tíos que más quiero. Pero no mucho más.

Lo de la política hoy fue divertido. Soy la menor y muchos todavía no acostumbran (porque nos vemos poco) a que la nena hable, argumente y hasta tenga cierta chispa. Como hay tanto material (peronistas, menemistas, radicales, apolíticos, y tanta variedad que hasta nos deja a mi hermano y a mí como los especímenes más zurdos de la familia) es muy divertido meter cualquier tipo de humorada que condimente la reunión. Para orgullo de mi hermano mayor hoy tuve todas las luces. ¿Será la depresión? ¿El nomeimporta nada? Soy la menos diplomática de la familia. Pero todos terminaron coreando mi nombre. Repartí para todos y fue muy divertido. Me sentía como un ejemplar del diario Barcelona pero con voz y cuerpo de mujer. Me esperaba algún reto de mi madre en el auto, pero volvimos en silencio.
En fin, costumbres, política, algo de fútbol. Rosh hashaná en una familia dispar, judía laica que se junta cada tanto y come muy rico. Es un entramado de emociones imperfectas e inexplicables. No hay razón. Vuelven los aromas, vuelven esas voces de tías insoportables que en algún momento, cuando estoy lejos de casa, también agregan un poquito a todo eso que siento que soy.

lunes, octubre 03, 2005

 

Ok: Shaná Tova

Lo vi en otros blogs y me dio culpa (y sí, casi un cliché).

Para todos los que festejen, sin importar de donde vengan,

Feliz 5766,
y Shaná Tova!!

PD: trabajo en una organización de la comunidad judía, y en la última semana me la pasé armando tarjetas de salutación para cuanta área e institución subsidiaria de esta exista...! me voy a limitar de pegar aquí ninguna, pero quería que sepan que en estos últimos días casi recibo título de Hallmark.

 

Baja el nivel de turbulencia

Fin de semana tranquilo. Después de muchos días sin tranquilidad haber llegado a pasar dos días, con altos y bajos, pero tranquilos, y que eso además suceda un fin de semana, es un logro.
Rodeada de mucha gente, yo silenciosa y pensativa. Algunas conclusiones y algunas hendijas por donde entra luz que antes no había visto.
Las conclusiones tienen la tristeza de ser (o parecer, porque en el fondo you never know) implacables. Las hendijas son tironeadas y cruje la madera, bisagras oxidadas, pero hay una intención de abrir y horizonte nuevo.
Fin de semana y claridad. Lo que sí y lo que no. El problema de ser muy apegada. De tener nostalgia de lo perdido incluso antes de perderlo. Perderlo y sí: nostalgia. Tener que reacomodarse ante la pérdida. Sorpresa al mirar los nuevos espacios y no sólo la ausencia. Pretender sumar y que lo que estaba sea para siempre. Comprender que no se puede. Distancia implacable y dolor. Dolor y tranquilidad. Una sensación nueva.

sábado, octubre 01, 2005

 

Mañana de sol, sábado en Palermo

Duermo mal. Despierto bien. Después de una ducha salgo a caminar por el barrio para hacer las compras necesarias y prepararme para recibir a mis padres que vuelven de viaje.
Me gusta caminar por el barrio las mañanas de sol. Tengo que ir al banco. Podría ir al más cercano, sobre Santa Fe, pero prefiero ir hacia el lado de Charcas.
Paso por el puesto de diarios, saludo a los muchachos y sigo. La librería donde pensaba comprar un libro para mi madre está cerrada. Sigo hacia el banco. Hay cola para entrar al cajero automático. Pasan no más de cinco minutos y lo veo a Fogwill venir hacia la fila. Nos saludamos. Entre él y yo, una rubia de unos cuarenta años, operada de tetas, labios y pómulos, vestida con ropa de gimnasio. Con ella en el medio, Fogwill y yo hablamos de el interpretador, me cuenta sobre unos blogs que estuvo visitando, sobre unas chicas bloggeras con las que desayunó ayer y sobre unos poemas que está leyendo. La rubia nos mira sin entender muy bien qué es toda esta conversación literaria un sábado a las diez y media de la mañana en la fila para entrar a un cajero automático. Entro, saco dinero para el fin de semana, y al salir yo saludo y él toma mi mano para besarla. Buen fin de semana, chau.
Doblo por Salguero hasta Santa Fe, compro el libro para mi madre en Galerna (no al shopping siempre que sea posible), me compro un libro desconocido de autor desconocido ("Infancia", de Jona Oberski) porque veo que desde la voz de un niño cuenta la guerra. Quiero ver como le sale. Lo voy a hojear en casa, con cuidado y si no me gusta lo voy a cambiar.
Compro sandwiches de miga y una torta. Me encuentro con una amiga a la que no veo hace tiempo. Charlamos de cómo estoy y cómo está. Cinco minutos y chau, hablemos a ver si tomamos un cafecito.
Entro a casa y me dispongo a escribir este post. Me desperté bien. Entiendo que hay lugares donde no estoy pero que hay otros (personas y espacios) donde sí estoy y quiero estar. Comprender esto me ayuda a renovar el compromiso con mis propios deseos.
Buen fin de semana,
LM

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...viene a mojarse los pies a la luna...

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