Lolamaar

viernes, septiembre 30, 2005

 

Amor en Rodaje

Julio 2004.
Voy al teatro con M. Vemos la convocatoria al concurso de cortometrajes George Melies. Tema: Deseo. ¿Participamos?, digo con cierto tono de juego y también de incredulidad. M. dice que sí. Hagamos algo.
Hace algo así como dos meses que salimos y ahora tenemos un proyecto. Yo vengo de ausencia de proyectos y entonces con mucho deseo de hacer cosas.
Esa noche, en el Callejón de los Deseos (o Espacio Callejón, como se llama ahora), nacen las ganas de lo que después será "a la orilla".
Creo que habíamos ido a ver la obra de teatro "El adolescente" (o esa fue otra vez?). Quedamos tan copados que después, ya en falcon, decidimos bajar para conversar un ratito con Federico León, el director de la obra.
Esas cosas hacíamos con M: de repente unas ganas y no parar hasta concretarlas. Compañeros de juegos.
Pensamos ideas. Él una, yo otra. Luego, yo escribiré el guión y él dirigirá el corto. Llamaremos amigos para el equipo técnico. Convocaremos actores mediante un casting. Después de un mes, elegimos la idea. Me pongo a escribir. Formamos el equipo técnico. Amigos de él y algunas amigas mías. El proyecto se pone bueno. Nos entusiasma.
En agosto hacemos una fiesta para juntar plata. Sale bien. En septiembre empieza el rodaje.
Director él y asistente de dirección yo. El equipo fue súper completo. Productora, chicas de arte, equipo de fotografía, equipo de sonido, asistente técnico. Trabajar con los actores (dos niños como protagonistas), estar en todos los detalles, desde el cafecito para M., hasta la continuidad, el maquillaje, que esté todo cuando tenía que estar. Dormir poco, estar cansada. Aprender un montón. Estar contenta.
M. en el rodaje se pone mejor que nunca. Nuestra comunicación es muy buena. Si hasta el momento había dudas, el rodaje termina de enamorarnos. Historias de antes por fin quedan en el pasado. Todo es proyecto. Redes tendidas hacia adelante.

Después editar el corto, mandar el guión a un concurso, no llegar a mandarlo al Melies, hacer una fiesta para proyectarlo. El día después de la proyección para amigos y familia, un lunes, me llaman para decirme que gané el premio del guión. Emoción hasta el llanto. Festejos interminables. Excitación.

En marzo, Festival de Mar del Plata, ver el corto en el cine, y además mil películas por día.

"A la orilla" estuvo buenísimo. El amor con M. también.

Este fin de semana empieza un nuevo rodaje. Pasamontañas. Yo escribí el cuento hace más de un año y él este año lo hizo guión. Ahora yo no estoy ahí. M. es un buen director. Tiene una mirada que adoro.

Recordar "a la orilla", el rodaje, el amor, y lo importante de todo eso es mi forma de desear que todo salga bien y que sigan los crecimientos y éxitos para todos.

jueves, septiembre 29, 2005

 

Ex

Yo quiero ser una ex así. Gracias Ramón Paz por los pornosonetos.

mi ex está exultante exuberante
extramatrimonial exacerbada
está experimental excomulgada
exitosa expansiva exorbitante
y me expele me expone me exaspera
me examina me excede me extravía
y me extingue me excluye me expatría
y me excita me explota me exonera
me explica la exogamia el exotismo
el éxtasis exacto la existencia
me exalta lo extranjero la excelencia
el éxodo del sexo el exorcismo
yo experto en expedientes me extenúo
me extrapolo me exilio me exeptúo

miércoles, septiembre 28, 2005

 

Sí, sí, nacerá.

Me acuerdo de memoria (sí sí, justo hoy) esta frase:

"De esta asumida adversidad
nacerá la mirada que por fin te merezca"

Es de Cortázar (y dale, que insiste).
Lo que me doy cuenta es que la autoayuda es una forma de leer, no un estilo de escritura.
(Vaya reflexión dentro de tanta tontería).

Los saludo, con risa del que puede reirse de sí mismo.

LM.

martes, septiembre 27, 2005

 

Viajes (1): Machu Picchu

Febrero 2001

Nos despertamos a las tres de la mañana en el refugio que está entre el km 104 (donde el día anterior bajamos del tren para empezar a caminar) y la ciudadela. Nos quejamos y también nos reímos porque no es como los refugios del sur argentino. En éste, como no pagamos, apenas pudimos tirarnos en el comedor, donde apagaron la luz poco después de la medianoche, a sabiendas de que los que dormíamos ahí nos despertaríamos a las tres de la mañana para seguir camino. Nos tratan mal pero no importa. Nos gusta que los refugios de nuestras montañas sean más cálidos que los de otro país.

Calentamos agua y nos hacemos un mate cocido. Cerramos las bolsas de dormir, guardamos lo que sacamos de las mochilas, y poco antes de las cuatro empezamos a caminar. Es de noche. Delante de nosotros salió un grupo de cuatro chicos también argentinos, caminamos casi juntos y está bueno, cantamos. Vamos por senderos angostos, fila de uno, de un lado la pared de la montaña y del otro plantas enormes tapan el precipicio. En el hueco entre las montañas hay mucha niebla. Llevamos linternas en la cabeza. Hace frío. Es emocionante.

A eso de las cuatro y media empieza a cambiar la luz. Adorno mi pelo con flores salvajes. Sacamos fotos. A. se detiene cada muy pocos minutos a sacar fotos. Me parece demasiado pero como también me gusta no digo nada.

Ya más cerca de la ciudadela, alrededor de las cinco y media de la mañana, es de día y comenzamos a ver rastros de construcciones incas. Lugares que dicen eran baños, paredes de supuestas casas, terrazas. Llegamos a una construcción un poco más grande que las dispersas en el camino y nos topamos con una escalera de muchísimos escalones. Fuerza y a subir. A. va detrás mío. Con la respiración entrecortada me doy vuelta y lo miro. Sonreímos. Estamos contentos. Atravesamos la construcción juntos, pero cada uno atento a otros detalles, en una compartida caminata individual.

Seguimos caminando, muy cansados, no sabemos cuánto falta, perdimos de vista a los otros chicos pero no dejamos de cruzarnos con gente. El día sigue aclarando, parece que estará nublado pero luminoso. Ya casi a las siete de la mañana, vemos que no tan lejos nuestro se acaba el camino. Llegamos y nos quedamos mudos. La puerta del sol y toda la ciudadela detrás. El paisaje es increíble. Estamos agotados. Nos sentamos a mirar. Llega más gente. Todos se sientan a mirar. Silencio.

Después de un rato empezamos a bajar. Llegamos y recorremos. Se siente el cuerpo cansado. Nos colamos en visitas guiadas que pagaron otros gringos. Picoteamos de varias explicaciones. A mí me pasa como siempre: quería llegar, llegué, pero ahora sólo quiero mirar sin escuchar demasiadas explicaciones. Después de un par de horas ahí y varias fotos (A. llevó en la mochila un vino “Terrazas” para sacarle fotos en las terrazas de Macchu Picchu, además una serie de manos mías en los huecos entre las piedras), empieza a llover, volvemos a ponernos las capas de lluvia que usamos el día anterior y nos tomamos el micro para bajar a Aguas Calientes. El micro recorre un camino de tierra y pozos que rodea la montaña. Va rapidísimo, se nos revuelve el estómago pero no podemos dejar de reir. Estamos sucios y transpirados. Un niño peruano compite con el micro, baja corriendo y a los gritos. Cuando creemos que ya no está vuelve a aparecer y así casi hasta llegar a la base de la montaña.

Bajar en Aguas Calientes. Llueve a cántaros. Vamos al hotel que reservamos, el más lindo de todo el viaje, mucho más confortable que el de Cuzco. Nos instalamos, es divino. Supongo que nos bañamos (ahora la memoria traiciona algunos detalles), unos mimos y a comer, por favor. Vamos a un lugar que también es más pituco que los otros donde ya estuvimos. No nos importa. Hoy paga VISA. Además, llevamos el vino. Yo le pregunto a la encargada del restaurant si nos deja tomarlo, que hoy es mi cumpleaños y que esperamos mucho este festejo (¡todo mentira!). Nos dice que sí. Tomamos nuestro propio vino y somos felices. Tomamos una sopa peruana, comemos rico y pedimos postre. Qué lindas son las tardes de derroche.Volvemos al hotel. Todavía llueve.

lunes, septiembre 26, 2005

 

Desarma y sangra


Supongo que es así:
quebrarse en mil pedacitos hasta poder empezar a juntar
y armar de nuevo.
La vida no da tregua. Llegan noticias como botellas agitadas,
abrirlas, que todo salpique y tener que salir a la plaza
para secarme al sol.

domingo, septiembre 25, 2005

 

Tarjeta Sacoa

Mi hermana me pasa a buscar para ir a shopping de palermo. Quiere ir al supermercado y pide que cuide a sobrina Clara en los juegos, arriba de todo, en la terraza. El día está lindo y el lugar está plagado de niños. Vemos que hay hamacas como las que le gustan a Clara, una calesita y un Sacoa. Mi hermana me muestra los juegos a los que Clara juega en Sacoa y yo no puedo entender que con apenas un año la niña ya tenga experiencia en tales establecimientos. Un viaje a Nueva York puede ser. Pero ¿Sacoa? ¿No es muy pronto? Entramos y miro. Es fundamental que aprenda lo que le gusta a la niña: me da pánico que en el rato a mi cargo se ponga a llorar y no poder consolarla ni detenerla, que de pronto no me reconozca o piense que su madre no volverá nunca más.
Mi hermana se va. Siento que este momento será eterno. Me gustaría relajarme y disfrutar con mi sobrina sin preocuparme por nada más. Hace mucho calor. Estoy abrigada. Hay niños por todas partes, padres y madres que no son como yo seré cuando tenga treinta y pico, y las hamacas ocupadas por otros bebés que no dejan que mi Clarita disfrute un rato en el aire y pare de hacer sonidos y gestos para reclamar ese espacio. Esperamos. Le hablo y le juego. Sonríe. Cuando un bebé sonríe con algo que uno hace es como un hallazgo y uno, estúpido, repite y repite la morisqueta. Cómo hacen los caballos. Cómo hace el pato. Ella y todos los sonidos. Qué nena inteligente. Le pido que me de un dedido y me lo acerca a la boca. La beso y digo qué rico. Todo esto será tonto, pero esta niña tiene el poder de cambiar y mejorar mi ánimo. Charlamos un ratito más y la hamaca se libera. Se divierte. No puedo creer que se sienta segura conmigo. Me parece maravilloso.
Vamos a la calesita (ponerla y sacarla de cochecito, una complicación) y oh sorpresa hay que tener tarjeta Sacoa. Sé que voy a entregarme. Seré una tía sacoa. Si hago esto ahora, que tiene un año, me imagino que cuando tenga quince lo mínimo que haré es prestarle mi departamento para que lo use de bulo.
Me acerco para comprar la tarjeta. Saco un número. Tardan en atender. Por suerte pregunto. No es ahí donde debía comprar la tarjeta. Es allá. Vamos allá y compro. Clarita se pone nerviosa, no quiere estar en el cochecito. Yo la ato y la desato cada vez que la siento. No puedo permitir que pase nada. Cargamos la tarjeta con un viaje en calesita y allá vamos.
Hace muchísimos años que no daba una vuelta en calesita. Nunca me subí a alguna que dependiera de un Sacoa. Mis calesitas estaban en las plazas. No en los shoppings. Pienso que voy a llevar a Clara a calesitas de plazas, que intentaré anular lo más pronto posible la tarjeta de Sacoa. Nos subimos y damos vueltas. No le gustan los caballitos, dijo mi hermana. A mí era lo que más me gustaba. Ocupamos un asiento común. Yo hago todo tipo de gestos para que la niña sonria. Saluda a la gente que pasa. Disfruta y yo contenta.
Cuando salimos miro el reloj y ruego que hayan pasado más de veinte miuntos. Media hora. Mi hermana no puede tardar mucho más. Dijo que la compra era chica. Quedan los juegos que me mostró al principio. Aviones y autitos donde la siento y ella juega. Funcionan con tarjeta, pero a Clara le alcanza con sentarse ahí y apretar botones y agarrar el volante al ritmo de mi voz que canta "Vamos de paseo, pí pí pí". Estamos un rato ahí. Pasamos a un avión y se vuelve loca. Le cuento que vamos al espacio, que visitamos planetas y conocemos gente nueva. Después me da lástima jugar sin pasar la tarjeta que supongo hace el juego más entretenido. Me parece que es de amarrete negarle esa posibilidad. Que más que rebeldía es un sinsentido. La vuelvo a poner en el cochecito y de nuevo a cargar la tarjeta. Damos una vuelta y veo una especie de carroza conducida por unos caballos preciosos. La siento, la sostengo, paso la tarjeta y la carroza comienza a moverse. Clara hace puchero, me mira miedosa y estira los brazos para que la alce. Se asustó.
Una madre acerca a su nena y la sube. Aprovecha los últimos segundos. Clara mira a los caballos y hace "cl cl cl". Me mira y sonríe.
Le gustaba más el juego sin todo ese movimiento electrónico y tarjeta Sacoa. La abrazo y le doy muchos besos. La adoro.

viernes, septiembre 23, 2005

 

Arder

Se me dice: ese tipo de amor no es viable. Pero ¿cómo evaluar la viabilidad? ¿Por qué lo que es viable es un Bien? ¿Por qué durar es mejor que arder?
Roland Barthes, Fragmentos de un discurso amoroso.

 

A las corridas

Hoy tuve presentación con el capo mafia jefe de los jefes de esta organización. Necesito que me conozca, hace poco le pedí a mi jefe que gestione mi aumento de sueldo y si el capo capo no me conoce no me va a aumentar nada. Si me conoce quizás tampoco. Pero bueno. Me fue tan bien que no me dio bola. Le mostré todo en un minuto y se fue con un taxi a comer no sé dónde. Ok. Yo sigo. A las corridas. Voy, vengo, bajo y subo pisos por todo el edificio. Me siento bien. O no. No sé. No importa. Estoy aburrida y el truco para días así es tomar todo como un juego. Hoy: ejecutiva. Ay, pero me puse los jeans anchos y la camperita informal. Siempre me anuncian reunión con este tipo cuando estoy peor vestida para la ocasión. Igual no importa. Soy de área de comunicación y marketing, podemos ser los cancheros de la organización. Siempre canchera. Nunca mal vestida. Los rulos hoy a full y la cara un poco pálida. Ya voy por el tapa ojeras. Dicen que los días así (los tristes) a las chicas nos ponen más lindas. Puede ser. No termino de entender la regla pero la voy a aprovechar.
Ahora, corrida a la facultad. Correr y no pensar. Ayer antes de dormir pensé en el futuro. Plantearme otra vez qué quiero. Si no tengo nada puedo darme la libertad de imaginar cualquier cosa. Fantasía nunca faltó. Vamos a valorar un poquito lo que hay. Libro de autoayuda no pero sí mucha poesía. Cada uno como puede.
Todo puede estallar en cualquier momento. Pero qué va. Vivir así. Pura emoción.

 

Autobombo

En el último número de la revista Hecho en Buenos Aires salió este comentario sobre el interpretador.
Y eso que no son amigos...
WEBEANDO
EL INTERPRETADOR / LITERATURA, ARTE Y PENSAMIENTO
No apto para impresionables

El interpretador impacta por sus textos y por sus ilustraciones con imágenes fuertes, con especial predilección por los animés mutilados y muñequillas con cara de princesa nipona a punto de lanzarse a las vías del tren. Las niñitas juegan frente al espejo a que lloran sangre o descuartizan a su conejito de peluche. Además de ensayos y entrevistas, en sus páginas virtuales publican cuentos y poemas de la joven narrativa local, además de su "folletín" a cargo del director Juan Diego Incardona, responsable del original y preciosista diseño. En su último número hay cuentos cortos de Washington Cucurto, Federico Falco, Sebastián Hernaiz, Manuel Emilio González, Nicolás Pose y Fabián Casas, de quien reproducimos la introducción de su cuento, "Cuatro Fantásticos": "Hubo alguien antes pero yo no lo conocí. Aunque muchos me dicen que tengo algo de su carácter y de su boca. Esas cosas. A mí no me preocupa parecerme a alguien. Hay tantas caras en el mundo que uno, tarde o temprano, termina siendo otro. Yo quisiera hablar acá de los que conocí. Ellos dejaron sus huellas en mi vida y pienso que una forma de retribuirles que me hayan pisado es contar quiénes eran, lo que me enseñaron. Esas cosas." Para seguir leyendo:
www.elinterpretador.net

miércoles, septiembre 21, 2005

 

Flores

Estoy en la oficina. Mal humor. Desde la recepción gritan mi nombre. Tengo a amiga en el teléfono. Pregunto si es urgente. "Algo para vos". Algo para mí. Voy. Veo un ramo de flores enorme y precioso como nadie me ha enviado jamás en la vida. ¿Eso es para mí? Sí. Un minuto. Imagino todo. Cualquier cosa. No esperaba que hiciera eso. ¿Quién? No sé. Él, un admirador, una amiga, un amigo. Los chicos de recepción me miran contentos.
¿Quién lo manda?
DMS. Un proveedor.

Y mi compañera de recepción recuerda, con pena: "Se lo manda cada año a la persona con quien tiene el contacto."

Todos nos desinflamos. Firmo el remito.

Llego a mi oficina y me pongo a llorar. Soy una estúpida.

 

Reflexiones a la hora de la merienda

Ayer mi amigo Seba vino a tomar la merienda a casa. A veces (casi siempre) yo digo un montón de estupideces y cada tanto él dice que eso que yo digo es interesante para pensar (él, con su adorable espíritu crítico y de formador de opinión).

Ayer: Escrituras
Es interesante (así comienzan las premisas) cómo todas las cosas que me atraviesan, todos los ingredientes que me componen y están distribuidos en mi vida de una determinada manera, se mezclan y se reparten de nuevo en cada una de las ficciones que escribo.
Ahora estoy escribiendo el argumento de un largometraje (suena importante, pero no, sólo es una entrega para la facultad) y de pronto veo un montón de detalles personales puestos ahí de otra forma. No es autobiografía. Son muchos personajes, cada uno particular en una historia que los reúne.
Inventar historias: Los mismos cinco dados de siempre, mezclados en el vaso de generala, y una nueva combinación distribuida en la mesa.
Me gusta ver que las cosas siempre podían ser de otra manera. Que paso a paso es una decisión que marca el rumbo. Son muchas otras posibilidades que quedan atrás. Historias que se escribirán en otro tiempo.

martes, septiembre 20, 2005

 

Remisera

Para los que están podridos de leer los avatares de estos días (yo estoy podrida creo), me publicaron una crónica en El remisero absoluto, que no tiene nada que ver con nada. Qué bueno eso, a veces.

 

Y pasó una noche...

Soñé que vivía o pasaba mucho tiempo en un globo aerostático. Cuando hacen pruebas psicotécnicas en una organización para entrar a trabajar, piden un dibujo de uno mismo bajo la lluvia. Si no se dibuja el piso, es signo de no sé qué cosa tan importante que podría hacer peligrar el ingreso al trabajo buscado.
Supongo que estos días yo no tengo piso. Voy en globo, como puedo, chocándome con todos los árboles y torres de la ciudad.
Pasó una noche y no fue fácil. Lo que me pone de peor humor es el paso de las horas y no hacer nada. Tener que escribir y no escribir, alquilar una peli y que cuando la miro me quiera ir a dormir, y hablar por teléfono, demasiado, en busca de explicaciones que no están, en busca de consuelo donde no hay que buscarlo.
Noches a los tumbos. Por suerte estos días vienen cargados de reuniones con amigos que de verdad quiero ver.
Ayer pasó la noche, pero con demasiado tropiezo. Y despertarme hoy, al sonido del despertador, y recordar una realidad que durante el sueño había olvidado.

lunes, septiembre 19, 2005

 

Diario de un día triste

Ayer a la madrugada-mañana, pastillita para dormir y mimos de mis padres. Llorar y llorar. Despertarme y llorar. Hablar con amigos. ¿Querés salir? Quiero ir al encuentro de lecturas. Vamos.
Precioso lugar en San Telmo. Clima de amigos. Menos mal que están los amigos. Recibir un mensaje y quedarme estaqueada sin saber que hacer. Decir "no". Qué difícil es decir "no" incluso cuando es para preservarse uno y a los que están alrededor. No. Y estuvo bien. En algún momento el "no" pasa de ser una palabra a ser acción. Es una acción que a mí me cuesta mucho.
Las lecturas están bien, pero no logro escuchar con atención todo el tiempo. Desde la barra miro a la gente. Gestos. Presencias.
Amigos me invitan a cenar. Pero quiero ir a casa. Me llevan. Llego y más invitaciones. Hermana, hermano y grupos de amigas que están de festejo por cumple. Pero no. Un rato de compu, una conversación por teléfono que extiende la acción del "no", la determinación, decisión dolorosa. No más. Y qué tristeza. Cómo se hace. Me voy a la cama. Hoy, padres de viaje y cama grande para mí. Cuando ellos no están duermo con la gata. Hay espacio para las dos. Me llevo un libro que me prestaron, el suplemento Ñ y pongo un disco de Drexler. La gata se acurruca en mis brazos. Escucho Drexler, no voy a leer. Apago la luz y así me duermo. No estoy sola.


 

Solo en la oscuridad

"Lo dejo en la oscuridad caminando solo"

www.postsecret.blogspot.com

domingo, septiembre 18, 2005

 

Honestidad Brutal

Amigos,
No recuerdo noche tan mala y triste como esta.
Estoy molida. Temblores y llanto.
Supongo que afrontar la tristeza y para eso sumerjirme ahí.
Necesito muchos mimos. Una mano que acaricie mi pelo mientras intento dormir.

viernes, septiembre 16, 2005

 

Velas


Todos los viernes pasan por la oficina dos muchachos jóvenes, norteamericanos, judíos religiosos, a repartir velas para que cada uno encienda en su casa y celebre el Shabat. Además, entregan una gacetilla o newsletter con prédicas, noticias y buenas costumbres.
Cuando llegan a mi escritorio preguntan: ¿una o dos? Una es si soy soltera. Dos, si fuera casada.
Cada viernes ensayo respuestas de acuerdo a mi estado de ánimo. Viernes de una vela. Viernes de dos. Viernes en que les hago alguna pregunta. O les lanzo alguna afirmación.
La respuesta que más me gusta es: "Una. Gracias. Ojalá pronto sean dos."

jueves, septiembre 15, 2005

 

Maternidad

Ayer la boca de subte se convirtió en boca de lobo cuando al llegar a la superficie, vi una madre que revoleaba del bracito a su hijo de unos cuatro años al tiempo que le gritaba:
-- ¿Qué te pasa? ¿No sabés subir la escalera mecánica? ¿Sos estúpido?
No todas las mujeres tienen que ser madres. No todas. Por favor. Que algunas se abstengan.

 

Clara y el interpretador

Hoy Clara, mi sobrina, cumplió un año. A veces pasan los días, la vorágine cotidiana, y me doy cuenta de que pasamos una semana o diez días sin vernos. Entonces me voy de una corrida, aunque sea un ratito, a jugar con ella y a mimarla. Ahí me doy cuenta. Amo a mi sobrina Clara y sus ojos claros y su sonrisa, y el sonido de su carcajada, y su aprender a levantar el dedito si alguien pregunta "cuántos años cumple Clara", y a decir "cuá" cuando alguien pregunta cómo dice el pato. Tengo mucha onda con mi sobrina de un año que además fue compañera de viaje y juegos en Nueva York. Es el primer vínculo familiar con el que no nací. Siempre fui hija, fui hermana, prima, sobrina y nieta. Desde hace un año soy tía (babosa, joven, canchera) y está buenísimo.
Para los que no tienen recomiendo adoptar. Sin duda.

Clara nació en la madrugada del 14. En la noche del 13 (cómo me gusta el 13) tuvimos nuestra primer reunión de la revista quienes formaríamos la primer versión del consejo editorial de el interpretador. La reunión fue en mi casa y terminó con el llamado de cuñado para avisar que mi hermana ya estaba en trabajo de parto.
Me gusta esa noche de nacimiento compartido.
Una noche importante.
Feliz año para todos.

miércoles, septiembre 14, 2005

 

Próximo sábado: Fiesta


SÁBADO 17
(podemos decir que vamos a festejar el día de la primavera y les damos tiempo de recuperarse para llegar al picnic del 20)
FIESTA PASAMONTAÑAS.


Pasamontañas es un cortometraje que se comienza a rodar en octubre. Necesitamos juntar dinero porque esto de la actividad cinematográfica es muy caro!!!!! La entrada es económica y la barra será más que accesible.
Se promete gente linda (como ustedes, claro) y buena música.
Vengan. Me encantaría descubrir a algún bloggero/a amigo/a en la pista.

 

Tira y afloja


Cansada de que se infle y se desinfle el corazón.
El músculo está agotado.
Que sí, que no. Y una ahí, poniendo cara y pechito.
Cae la sonrisa. Se aflojan los hilos.
Duerme acurrucada:
parece triste.
foto: M.Turnes

martes, septiembre 13, 2005

 

Amores

Cuando tenía 16 años y estaba en cuarto año, me enamoré de L.
Yo iba a un colegio que quedaba frente a la plaza de Tribunales. Recuerdo un 18 de julio, aniversario del atentado a la AMIA, acto en la plaza y yo allí. Ese mismo día, en el colegio había "jornadas", un día sin clases en el que los alumnos hacen diferentes actividades y muestras artísticas.

Salí del colegio para ir al acto de Memoria Activa en la plaza. Ahí lo vi. Y me gustó.
Para mi sorpresa, cuando terminó el acto, vi que él se dirigía hacia el colegio. Yo lo seguí, sonámbula. No podía creer que él también se dirigiera al Salón de Actos. Menos podía creer que una vez allí saludara con afecto a varios profesores. Se quedó en la puerta. Yo le hice señas a una amiga que me esperaba en las primeras filas: me quedo acá.

Pasaron varios años y algunas cosas no recuerdo. Supongo que quizá la “profesora copada” de física nos presentó. Sí sé que cuando L. se fue yo hablé de él con esa profesora y supe: 23, estudiante de Historia, ex alumno del colegio. La profesora dijo esas cosas que nos gusta escuchar: ese chico es para vos. Me pasó su número de teléfono y su dirección (¿?). A mis 16 años, era un peligro tener esos datos.

Todos los días yo tomaba el subte de Bulnes a Tribunales. Durante dos semanas me levanté antes para hacer una parada en Pueyrredón y dejarle sobres anónimos no con cartas de amor sino con cuentos míos y de otros que a mí me gustaban. Creía que si él se sentía tocado por esos envíos, el amor valía la pena.
En ese momento yo salía con un chico del que hoy casi no tengo recuerdos.

Llegaron las vacaciones de invierno y me enfermé. No pude dejarle más sobres. Llamé por teléfono y tuvimos más de una conversación. Él me parecía interesante, inteligente y además era muy guapo.
Era primavera y aunque para él nuestra relación no debía ser importante, salimos varias veces, a la tarde, a conversar en los bosques de Palermo o en algún café. Él fue quien me dijo que tenía que leer Rayuela. Ahí empecé con Cortázar.
Yo estaba fascinada. Dejé al chico con el que salía. Comprendí que quería otra cosa. Enamorarme de L. fue acceder a un mundo que estaba en mí y donde me quería quedar.

Es extraño. Hay gente con la que por momentos hay una energía. Yo no creo en eso, pero durante esos meses tuve varios encuentros casuales con L. Lo veía en la calle, en distintos barrios. Después la cosa se fue diluyendo. Mi energía se trasladó hacia otros lados y los encuentros se hicieron cada vez más esporádicos. Hace varios años que no lo veo. Ya no voy a los actos por el atentado a la AMIA.

lunes, septiembre 12, 2005

 

Postal para un lunes silencioso

A veces transcurren los días como si esperara que pase algo diferente, un chispazo que me despierte o que lo mismo de siempre pueda desmantelarse y ser nuevo cada vez.
A veces es como mirar una película durante un rato esperando que comience la acción, y luego de un rato la duda de si pasará algo o si será así hasta el final.
Supongo que en este caso, donde no se trata de mirar una película, algunas cosas, sino todas, necesitan que yo tome las riendas para entrar en movimiento.

sábado, septiembre 10, 2005

 

Al teatro con una (mi) madre

La salida con mi madre fue un fracaso. Deben saber, antes de leer el relato, que yo quiero a mi madre, que la quiero mucho y que entre los temores más intensos con los que vivo está el de parecerme mucho a ella, a quien los años le hicieron de lupa para exaltar todo eso que apenas asomaba, como quizá hoy asoma en mí, por lo que entonces no sé si lograré evitar que los años en mí tengan el mismo efecto, y que en verdad yo sea, sin opción alguna, el calco de esa mujer con la que no quiero volver a salir.

Salimos a las ocho menos cuarto, las dos de buen ánimo. Llegamos al teatro San Martín. Adoro el San Martín, me emociona la sala Martín Coronado, me gusta ver cómo se ubica la gente, cómo algunos se saludan, cómo buscamos nosotras a gente conocida (conocida por famosa o conocida porque nosotras los conocemos).
Quince minutos después de lo previsto y sin que se apague la luz, comienza la obra.
Pasa un rato y cuesta entender. Pero uno (yo) piensa que es uno (yo) el que tiene el problema. La obra sigue (seguirá mucho más porque dura dos horas y media) y uno (nosotras) seguimos no sé si sin entender pero no muy gustosas con lo que vemos.
Al lado mío una actriz de la tele, joven y linda, se levanta, se va, vuelve después de un rato, se sienta y juega con su celular.
Por momentos hay cosas de la obra que nos hacen reir. Después nos aburrimos.
La actriz de la tele, joven, linda, saca un gotero de su cartera y toma algo (todo esto lo percibo y a lo sumo miro de reojo). Pienso que toma flores de Bach (¿eran con gotero?).
La obra tiene un chispazo interesante. La actriz saca un cuaderno y una birome. Supongo que anota la buena frase que dio el momento interesante.
A la hora cuarenta y cinco mucha gente ya se había ido y mi mamá propone. Nos levantamos para irnos. Me da vergüenza, la gente de la fila debe odiarnos (no más que a la actriz linda que aunque es actriz y linda salió y entró y molestó a todos). Una vez afuera de la sala mi madre se da cuenta de que olvidó un saquito en el asiento.
Cuarenta y cinco minutos de garrón para esperar a que termine y mi madre pueda agarrar el saquito.
Ok. Vamos al baño y a comprar una coca. Estoy de mal humor.
Ella entra a mirar el final en las escaleras. Yo espero afuera, en un sillón. Después entro y la obra me parece insoportable. Mi madre (ohhh madre!!!!!) vuelve a sentarse en el centro de la sala, porque ya hay muchos lugares libres, y cuando se da cuenta de que se equivocó de fila, se pone de pie y vuelve a salir. La gente de la fila la mira. Mal. Creo que le dicen cosas. Entienden?!?!?!? Viene a mí y le digo: Mamá, pará. Esperá que termine.
Salgo de la sala y quince minutos después la veo salir con el saquito. Lo peor es que me mira con culpa y a mí me da pena haber pensado (y pensar, y peor, contarlo) tan mal de ella.
En el taxi de vuelta a casa busca la billetera y dice que se la robaron. La billetera no está. Dice que no tenía mucha plata. Dice que no voy a volver a salir con ella. Le digo que le pida papá que la acompañe a buscarla, que seguramente se le cayó o algo así.
Mi madre y mi padre se fueron a buscar la billetera. Yo escribo estas líneas, espero un mail que no va a llegar y pienso que es urgente que me vaya de casa.

viernes, septiembre 09, 2005

 

En el desorden

En el blog hay que escribir todos los días.
Qué complicado tener ideas ordenadas para escribir todos los días.

Escribo en el desorden.

I
De casa a la oficina vi un padre que llevaba a su hijo al jardín. El niño tenía un ramo de flores en mano. ¿Sería para la maestra? ¿Sería hoy el cumpleaños de la maestra? ¿El padre estaría enamorado de la maestra de su hijo? ¿El niño estaría enamorado de la maestra? Me hubiera gustado seguirlos y espiar la llegada al jardín, pero tuve que doblar en Salguero y las flores siguieron por Santa Fe.

II
Hoy voy al teatro con mi madre. Tengo dos entradas para un espectáculo del Festival, pensaba ir con M. pero M. trabaja. Pensé en todas las personas a las que podía invitar. Desde la más jugada (no era mi madre), la más clásica (alguna de mis amigas), la habitual (mi amigo Seba si no tenía alguna cita) o, por qué no, la apuesta de decirle a mi madre que me acompañara, y sí, que ella se pusiera feliz y festejara el plan como quizá ninguna de las otras alternativas lo hubiera festejado. Después, sin planes. Y mañana madrugón para viajar a Rosario.

III
Recuerdos. Ya lo escribió Proust. Después lo escribieron muchos otros, por ejemplo Cortázar (qué cortazariana estoy estos días!!!!!! pero bueno, el texto merece la mención, “Tu más profunda piel”, en Ultimo Round). Ayer, de la nada, porque sí, en las cuadras que camino desde que me bajo del colectivo en Rivadavia hasta la facultad, recordé la salida al Tigre, con A., en enero de 1999 (yo era una nena! –él no-). Queríamos pasar el día pero decidimos quedarnos a dormir. Yo, que había mentido en casa, estaba con una pollera divina, pero muy incómoda para un fin de semana campestre. Antes de tomar la lancha colectiva recorrimos el barrio en busca de algún local donde comprar bombachas (yo quería tener otra bombacha!!!) y medias por si refrescaba a la noche. Recordé cómo era ese local de pijamas, camisones y ropa interior para la dama y el caballero. Nos vi parados junto al mostrador eligiendo mi bombacha.

jueves, septiembre 08, 2005

 

Observaciones superficiales en una tarde primaveral

De la oficina a la facultad, ayer:

1) ¿Vieron que si es comienzo de septiembre y hace algo así como 18º la gente lleva camperas, bufandas y botitas (o cualquier tipo de calzado invernal)? La misma temperatura, a comienzo de marzo, sería razón de musculosas, sandalias, remeras y a lo sumo, para los friolentos, algún saquito de hilo.

Tengo botitas y siento los pies transpirados. Tengo un abrigo que como no quiero llevar en la mano llevo puesto.

Las adolescentes más osadas, o con tiempo para volver y salir de casa varias veces al día, son las únicas que usan musculosa un día como hoy.

2) ¿Por qué tantas chicas (de cualquier edad) usan jeans marca Rapsodia, que son tan tan pero tan caros? ¿Son mejores que cualquier otro? ¿Alguien puede explicarme? ¿O sólo es la moda?

miércoles, septiembre 07, 2005

 

Para los inconformistas


"El inconformista: (...) Este hombre se mueve en las frecuencias más bajas y las más altas, desdeñando deliberadamente las intermedias, es decir la zona corriente de la aglomeración espiritual humana.
Para mi inconformista, fabricar alegremente un barrilete y remontarlo para alegría de los chicos presentes no presenta una ocupación menor sino una coincidencia con elementos puros y de ahí una momentánea armonía, una satisfacción que lo ayuda a sobrellevar el resto.
La actitud de mi inconformista se traduce por su rechazo de todo lo que huele a idea recibida, a tradición, a estructura gregaria basada en el miedo y en las ventajas falsamente recíprocas.
Él mismo tiene medio cuerpo metido en el molde, y lo sabe, pero ese saber es activo y no resignación del que marca el paso. Con su mano libre se abofetea la cara la mayor parte del día y en los momentos libres abofetea la de los demás, que lo retribuyen por triplicado.
Y en los pocos ratos que le quedan libres hace de su libertad un uso que asombra a los demás y que acaba siempre en pequeñas catástrofes irrisorias, a la medida de él y de sus ambiciones realizables; otra libertad más secreta y evasiva lo trabaja, pero solamente él podría dar cuenta de sus juegos."
Fragmentos del cap. 74 de Rayuela, en un collage que hice hoy para una persona muy querida.

 

Sol a pleno

Una mañana de muy buen humor. Hay sol y la temperatura es casi primaveral. El jefe todavía no llegó, escucho el Album Blanco, salió el nuevo número de elinterpretador, tomo un mate y ayer pasé una noche divertida.
Cena de espíritu contenido y reflexión. Parrilla, papas fritas y vino. Después el porrete (véase post "Las chicas y el sexo") para cortar esa onda y descontracturar a M. que viene demasiado serio y preocupado hace ya varios días. Gracias a los efectos que la sustancia provocó en mi cuerpo (aunque yo insistía que no, porque cómo me cuesta abandonar la racionalidad!) y a la cantidad de pavadas que dije como si las supiera de memoria (la racionalidad al cuerno y "¿Lola estás recitando?" "Noooo M., son dones naturales") logramos que las risas inundaran la habitación y que aunque sea por un rato nos olvidáramos de todas las obligaciones que nos aquejan.
Además, en estos días, contactos, encuentros y planes que también son mimos para el alma. La maestra española me guiña el ojo.
Los lectores de este blog percibirán cierta ciclotimia. No deja de haber ruido. Disonancia. Preguntas. Supongo que así se vive.
Gracias por compartir los vaivenes.

 

el interpretador



Ya está online el nuevo número de
elinterpretador
literatura, arte y pensamiento.
www.elinterpretador.net

No se lo pierdan!

martes, septiembre 06, 2005

 

Preguntas de madrugada

¿Por qué siempre, yo, lo que menos me gusta de mí misma?
¿Por qué si tengo un "modelo" de cómo quisiera encarar algunas cosas cuesta tanto seguirlo?
¿Por qué la compulsión a la insistencia?



¿Por qué (y esta es en verdad la única pregunta) tanto miedo al silencio?

¿Será la muerte?

lunes, septiembre 05, 2005

 

Lecciones

Hacía rato que no tenía un encuentro con aquella vieja maestra española.
El sábado a la noche yo no podía dormir y ella vino a hablarme. Dijo, entre otras cosas irreproducibles aquí y ahora, lo siguiente:

Vamos mujer, que no es tan grave, que no puedes creerte culpable de todo, más bien disfrútalo, elige de nuevo, permite que se te vuelva a dar la baraja y que tú, sólo tú, tomes las decisiones que tienen que ver contigo. Desvitete de solemnidad, ríete más a menudo, que al fin todo (todos) va y viene, y que al fin, cuando cae la noche, sólo tú puedes ver el maquillaje corrido en tu rostro frente al espejo.

No tan sencillas las lecciones de aquella maestra.
Trataré de escucharla. Mientras tanto, digo:
se extraña la ternura.
La presencia.

domingo, septiembre 04, 2005

 

Domingo Puchimball

Foto: M. Turnes
Pega el domingo. Domingo sola de hija única y quiero irme de casa. Domingo de no estar en ningún lado.
Domingo de malas noticias.
Remordimiento por un sábado confuso, pega el silencio del domingo, evidencia.
Pausa imbancable este domingo. Un libro da vueltas como si en sus marcas pudiera conocer qué. Domingo ni sábado ni lunes. Últimos escalones antes de volver a tirarme. Preguntas que no puedo contestar.

sábado, septiembre 03, 2005

 

Las chicas y el sexo

Cena con "las chicas", mis tres amigas del secundario, las charlas más zarpadas, los vinos, el porrete que yo no fumo, la historia de cada una.
Nos encontramos en lo de J. Comida chatarra. Hamburguesas con papas fritas (casero todo pero chatarra al fin). Primero una cerveza y después un vinito. Qué frío y qué fiaca salir después.
Cada una actualiza. De las cuatro yo soy la más comprometida en materia amorosa. C., recién separada, descontrola pero sueña con el amor. J., después de varios años, intenta encarar una nueva relación sin pasarse de expectativas y M.V es la más complicada, separada sin quererlo, ahora necesita, sí o sí, que la traten bien.
Lo bueno viene cuando con suficiente alcohol en sangre empiezan las charlas sobre sexo. Charlas al nivel (sin nada que envidiar) de ese programa del canal Cosmopolitan donde chicas de toda Latinoamérica hacen preguntas que la "gordita hot" (así se vende) responde con la misma cara que pondría si estuviera hablando, por qué no, de literatura.
Empezamos sutiles. Terminamos haciendo demostraciones en el piso (C. le explica a J. las mejores formas -dónde poner las piernas- para disfrutar "arriba"). Que si por acá o por allá. Que a mí me gusta y a vos no. Que el mío prefiere.... ¿el tuyo también?. Que vos sos una bobe pero bien que sos la más zarpada. Que si te tocas o si me toco. Que hace bien, claro, cómo no probaste nunca.
Y así, pero con todas las palabras puestas, nada de publicidad de toallitas femeninas donde nos entendemos sin hablar. Acá se habla. Decimos. Actuamos. Son encuentros, sin duda, pedagógicos. Después, cada una, probará, charlará o pondrá los puntos con su amante/novio/amigo/circunstancia.
Para terminar (temprano, varias madrugamos el sábado), M.V pregunta quién quiere el porro que sobró. Para sorpresa de mis amigas digo "yo" y ellas contentas. La bobe no fuma pero quién sabe. Tener uno no está mal. Aunque con la mala suerte que tengo imagino que justo me agarra la cana, me llevan por portadora y mi madre me interna, por drogadicta, en una granja de rehabilitación.
Buenas noches y buen sexo para todos y todas,
LM.

viernes, septiembre 02, 2005

 

Divagaciones un viernes a la tarde

Viernes casi dos de la tarde. Estoy en casa. No tuve clases por el paro pero tampoco me quedé en la oficina. Justifico que no me pagan muy bien por el hecho de que los viernes salgo antes para ir a la facu, lo cual cumplo a rajatablas (para ir a la facu o para tener tiempo libre) por esa misma razón: no me pagan muy bien, qué se jodan, los viernes me voy sí o sí al mediodía y entonces el promedio de horas diarias baja de ocho a siete. No está mal.
En noviembre termino la materia de los viernes. Si todo va bien pido aumento de sueldo.
Estoy en casa. Mucho para leer.
M. trabaja hoy, sábado y domingo. Eso me obliga a ser más creativa con mis propios planes: no puedo descansar con él todo el fin de semana (hace ya muchas semanas que no pasa eso y cómo se extraña!) así que me pongo compulsiva y arreglo salidas y reuniones que por momentos se superponen.
Pero hay mucho para leer. Debería tomarme el tiempo y la tranquilidad para eso. Para la lectura también tendí compromisos: una entrevista a un escritor la semana que viene (y no tengo leído nada de su obra aún) y la novela de un amigo que espera mis observaciones (o a mí me gusta creer que las espera).
Viernes a la tarde y estoy en casa. También debería hacer cosas pendientes con mi cuerpo, como depilarme. Pero qué fiaca, hace tanto frío... Cuando me depilo me pongo contenta. Es como ir a clases de estiramiento. Me cuesta, pero una vez que pasa el momento me siento mejor. "Soy una chica que se cuida", pienso como si eso me hiciera ser mejor, más bella o algo ridículo que no sé bien qué es.
Me voy a hacer un té y comer algo dulce. Y como soy fetichista, voy a desplegar papeles y libros en la mesa,
mirarlos
y elegir por dónde empezar.

jueves, septiembre 01, 2005

 

Concordancia (vuelve la grasa)

"El amor es concordancia. De nada sirve encontrar a la persona correcta si no es el momento adecuado." De la película 2046.

Escuchar la frase, mirar la escena y sentir que me bajaba de la garganta al estómago algo difícil de digerir. Los fracasos amorosos (no es general, es mi fracaso, esa nube que a veces da sombra en un presente luminoso), las rupturas (la ruptura) de hace ya un tiempo largo, la ilusión desilucionada y el riesgo de no volver a creer.
Concordancia entre la persona y el momento. Había una frase de Cortázar por ahí, en un poema de Salvo el Crepúsculo, que decía algo así como que estar enamorado no es mirar al otro sino mirar con el otro hacia una misma dirección. No creo que eso sea estar enamorado (cuántas veces nos enamoramos sin poder dejar de mirar al otro que iba en otra dirección) pero cuánto mejor es si las miradas comparten un mismo horizonte.

M. no supo que en ese momento cerré los ojos, que sonreí porque comprendí lo que decían, que volvió mi historia con cierta pena por lo perdido pero sin dudas ni nostalgia. M. no lo supo pero tomó mi mano para darle un beso. Y entonces otra sonrisa y comprender lo mismo, otra vez, distinto.
El momento adecuado. La misma dirección. Que la flecha de nuestros sueños, incluso los individuales, se dirija hacía un “ahí” compartido. Que mi adelante enriquezca el suyo y lo enorgullezca. Querer estar cerca para verlo crecer y construirse. Fundarse cada uno y fundar. En un momento de búsqueda, sin apuestas a largo plazo y a veces con miedo al futuro, la concodancia de encontrarnos para compartir dudas y deseos es una pequeña y necesaria victoria cotidiana.

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...viene a mojarse los pies a la luna...

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